Alergia Estacional
Dra. María Belén Mateo Borrega. Alergóloga. Hospital Universitario de Guadalajara. (Publicación 29/03/2013)
Lo habitual cuando alguien dice ser alérgico es pensar que tiene afectación nasal y ocular en primavera. Si bien las manifestaciones de las enfermedades alérgicas no se limitan a estos síntomas si es cierto que estos procesos son muy frecuentes, se ha estimado que afectan a una de cada 4 personas. La causa es la respuesta inmunológica a agentes alergénicos ambientales, fundamentalmente pólenes.
El término polinosis hace referencia a las enfermedades alérgicas causadas por pólenes; los síntomas que presentan estos pacientes son como ya se ha mencionado rinoconjuntivitis que si bien no ponen en peligro la vida del paciente si suponen una disminución de la calidad de vida del paciente, pudiendo alterar el descanso nocturno y/o la normal realización de las actividades habituales del paciente (trabajo, estudios).
Otra manifestación de mayor severidad es la aparición de asma, pudiendo los pacientes presentar tos, sensación de falta de aire, ruidos en el pecho. La intensidad de los síntomas depende del nivel de polinización, esto es, de la cantidad de granos de polen presentes en el ambiente. Desde hace años, los miembros del Comité de Aerobiología de la SEAIC (Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica) llevamos a cabo la identificación y recuento de pólenes en distintas ciudades españolas, expresando los resultados en número de granos de polen por metro cúbico de aire, siendo los datos obtenidos de acceso gratuito en la página web www.polenes.com. El “umbral” o número de granos de polen necesarios para causar síntomas es variable entre los distintos tipos de polen, no es uniforme entre los distintos pacientes, e incluso puede variar en un mismo paciente a lo largo de la estación polínica; se ha comprobado que la cantidad necesaria para causar síntomas es menor al final de la misma.
La afectación debida a alergia a pólenes se limitaba hace años a mayo-junio, teniendo los pacientes pruebas diagnósticas positivas a pólenes de gramínea y olivo. Sin embargo, es cada vez más frecuente encontrar pacientes con pruebas positivas también a otros pólenes, con períodos de polinización en otras épocas del año; como las cupresáceas (en las que se incluyen las arizónicas, muy utilizadas para separar parcelas), que alcanzan los mayores niveles entre enero a marzo; el plátano de sombra del que se observa un aumento de los niveles de polen en marzo-abril;, o las queno-amarantáceas, que causan síntomas en verano-otoño.
La producción de polen por las plantas depende de factores como la pluviosidad y la temperatura. Por este motivo, el número de pólenes varía de un año a otro. En la primavera de 2012 los niveles de pólenes fueron menores que los obtenidos en otros años, pero en 2013, teniendo en cuenta la abundante pluviosidad que se ha producido hasta marzo si se suman temperaturas moderadas en mayo-junio con escasez de lluvias en ese período es previsible que se produzcan niveles elevados de pólenes en el ambiente y por tanto una mayor afectación de los pacientes polínicos. Las queno-amarantáceas son plantas más resistentes por ejemplo que las gramíneas o el olivo a la sequía.
En el medio urbano se producen más casos de polinosis que en el medio rural, pese a que la exposición a pólenes en el medio rural sea mayor. Esto parece ser debido a la contaminación, habiéndose demostrado efectos de los contaminantes tanto en las vías respiratorias de las personas, favoreciendo la absorción de los alergenos de los pólenes, y también efectos en las plantas, ya que los pólenes producidos en zonas de mayor contaminación contienen mayor cantidad de alergenos (proteínas que causan la reacción alérgica).
Los pacientes alérgicos a pólenes deben evitar en especial permanecer al aire libre en días de mucho viento y también en días de tormenta. A aquellos a los que se les haya pautado deben llevar su inhalador de rescate consigo.