Cómo prevenir los efectos del exceso de temperatura sobre la salud
AUTORA: Nuria Esther Sanz Bonacho. Vocal de Médicos de AAPP del ICOMGU
La llegada del verano trae consigo un aumento esperado de temperatura, y también la llegada de olas de calor, que son episodios de temperaturas extremas muy altas que pueden tener consecuencias muy perjudiciales para la salud.
La exposición a calores extremos supone una agresión para el organismo, corriendo el riesgo de deshidratación, agravamiento de enfermedades crónicas o de sufrir un golpe de calor.
Debe alertarnos la aparición de algunos síntomas como calambres musculares en brazos, piernas o abdomen, agotamiento intenso que puede manifestarse por aturdimiento, debilidad e insomnio habitual. Si aparecen estos síntomas es necesario suspender la actividad durante unas horas, refrescarse y descansar en un lugar fresco, así como beber agua y/o zumos de frutas, además de consultar a un médico si los síntomas persisten o se agravan.
Cuando el cuerpo no consigue controlar el aumento rápido de temperatura puede sobrevenir un golpe de calor, que se detecta por la aparición de agresividad, piel caliente, roja y seca, dolor de cabeza, náuseas, somnolencia y sed intensa, confusión, convulsiones y pérdida de conocimiento. Son especialmente sensibles a los golpes de calor los deportistas, las personas que trabajan al aire libre, los niños pequeños, las personas mayores y las personas con alguna enfermedad crónica. Si se tiene sospecha de que una persona está sufriendo un golpe de calor se debe contactar de forma urgente con un médico. Mientras tanto, hay que llevar a la persona a un lugar fresco, hacerle beber agua, quitarle la ropa, rociar su cuerpo con agua fresca o taparle con sábanas húmedas y provocar corrientes de aire.
Las medidas esenciales para prevenir los efectos adversos de las elevadas temperaturas sobre la salud son:
- Protegerse del calor
- Refrescarse
- Beber y comer regularmente
- Pedir consejo médico
- No dudar a la hora de ayudar o pedir ayuda
Para protegerse del calor podemos llevar a cabo estas medidas sencillas:
- Evitar salidas y actividades en las horas más calurosas (entre las 2 y las 6 de la tarde)
- Si es necesario salir a esas horas, buscar la sombra y llevar agua, además de ponerse un sombrero, utilizar ropa ligera y amplia y de colores claros
- Si hay que realizar una actividad deportiva, realizarla a primera hora de la mañana o a última de la tarde, y beber líquidos abundantes tras la actividad
- Mantener fresca la vivienda (por debajo de los 32ºC durante el día y por debajo de los 24ºC durante la noche). Esto es especialmente importante en hogares donde residen personas mayores de 60 años, niños o personas con enfermedades crónicas
- Cerrar las ventanas y/o persianas cuando durante las horas de más calor
- Abrir las ventanas cuando la temperatura exterior sea más fresca (por la noche, de madrugada y a primera hora de la mañana)
- Apagar la luz artificial y los aparatos eléctricos siempre que sea posible
- Utilizar, si es posible, aparatos de aire acondicionado o ventiladores para mantener una temperatura fresca en el interior. Esto es especialmente importante para las personas que tienen que permanecer encamadas
- Prestar especial atención a las personas más vulnerables, como mayores de 65 años, niños pequeños y personas con enfermedades crónicas o encamadas
- Dentro del domicilio, permanecer en las estancias más frescas de la casa
- Asegurarse de que los niños y personas mayores beben líquidos abundantes
- Es muy importante beber líquidos de forma frecuente, agua, zumos de frutas, aunque no se sienta sed, al menos un litro y medio, salvo que el médico se lo haya restringido por algún motivo de salud
- Evitar tomar bebidas alcohólicas, con cafeína y azucaradas
- Hacer varias comidas al día incluyendo frutas y verduras
- Evitar comidas copiosas. Mejor hacer comidas ligeras y más frecuentes
Es muy importante no dudar en pedir ayuda a una persona del entorno cercano si el calor nos hace sentir mal.
Y contactar con un servicio médico si aparecen síntomas no habituales como calambres musculares en los brazos, las piernas o el abdomen, agotamiento más intenso que puede manifestarse por aturdimiento, debilidad e insomnio no habitual.