¿Cómo se forman nuestros especialistas sanitarios?
Autor: D. Óscar Romanillos
Vocal de Médicos Tutores y Docentes del ICOM Guadalajara
Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario de Guadalajara
Podemos presumir en España de un sistema sanitario de calidad reconocida internacionalmente e indudablemente, uno de sus pilares es la formación sanitaria especializada (FSE). Y algunos especialistas hemos tenido la oportunidad y la suerte, no solo de atender a nuestros pacientes cada día, sino de colaborar también en la noble y necesaria tarea de formar a los futuros especialistas, los médicos internos residentes (MIR).
El pasado 29 de mayo asistimos en el Hospital Universitario de Guadalajara al acto oficial de recepción de los 57 nuevos residentes que se incorporan a nuestra área de salud. De ellos, 8 son profesionales de enfermería, 14 son MIR de Medicina Familiar y Comunitaria y los 35 restantes pertenecen a distintas especialidades hospitalarias. Todos ellos tendrán la oportunidad de trabajar en las diferentes unidades clínicas y desarrollar las competencias profesionales propias de su especialidad, a lo largo de 4 o 5 años.
Pero los residentes no se forman ya en universidades, sino a pie de campo. Desde el origen del sistema MIR, a finales de los setenta, la sociedad y los problemas de salud han cambiado de manera importante. Por ello, la formación de nuestros especialistas debe adaptarse a los nuevos retos y necesidades.
Por un lado, los cambios demográficos han supuesto una disminución significativa de la natalidad, a la vez que un envejecimiento de la población y un aumento de la esperanza de vida que nos sitúa a la cabeza del mundo, tras Japón e Italia. Paralelamente, se ha pasado de un perfil de paciente agudo al crónico, con múltiples patologías y medicación asociada.
El desarrollo tecnológico experimentado en estos cuarenta años no ha tenido precedentes, en herramientas diagnósticas, quirúrgicas, informatización de pruebas e historias clínicas, acceso rápido a publicaciones científicas en internet, etc. Ello ha supuesto un gran progreso médico, pero también exige un aprendizaje especial y una mayor responsabilidad en el manejo de la información clínica.
El aumento de la demanda sanitaria y la limitación de los recursos ha originado un grave problema, la masificación asistencial. En las consultas y en los servicios de urgencias el tiempo disponible por paciente es, normalmente, ridículo para poder realizar una atención médica correcta y digna, precisamente en un momento en el que se plantea una mayor información y educación en la co-responsabilidad en los cuidados de la salud. A nivel quirúrgico, ha supuesto la creación de enormes bolsas de pacientes en listas de espera, situándonos como una de las comunidades autónomas que peor las gestiona. Son situaciones inaceptables que, unidas al desarrollo tecnológico, aumentan el riesgo de una deshumanización de la medicina que practicamos y afectan negativamente a la formación de los residentes.
Esta es la gran paradoja: vivimos un momento de notable desarrollo de la medicina y de la formación de los profesionales, pero, con los medios disponibles, tenemos la dificultad de ofrecer a tiempo la adecuada atención que cada paciente merece.
Y finalmente, sin olvidar que el objetivo fundamental de nuestra profesión es cuidar la salud de los pacientes, los residentes deberán desarrollar su capacidad investigadora y también docente, para dar continuidad en el futuro a su propia formación continuada y a la de las futuras generaciones, mejorando entre todos el sistema sanitario.
Es cierto que la residencia es un periodo profesional enriquecedor, intenso y exigente. Pero lo mejor de nuestro sistema de FSE, para bien de los pacientes y de los residentes, es que éstos no están solos. Durante este periodo cuentan con la ayuda de sus compañeros y de sus Tutores, especialistas que además de su actividad asistencial, se forman y dedican generosamente a organizar la docencia, supervisar a los residentes, evaluarlos y certificar que éstos van consiguiendo las competencias necesarias para ejercer la especialidad con eficacia, eficiencia y seguridad para los pacientes.
Los retos son muchos. Pero podemos estar orgullosos y tranquilos a pesar de ello. La salud de nuestra FSE es todavía muy buena. Todos los profesionales, los Tutores, las Comisiones de Docencia y el Servicio de Salud de nuestra comunidad, el SESCAM, velan y trabajan por mejorarla cada día. Deseamos, pues, una provechosa y bonita etapa de formación a nuestros residentes en Guadalajara. De ellos dependerá, en parte, nuestra salud. La otra parte es responsabilidad de cada uno de nosotros por mejorar nuestro estilo de vida. No lo olvidemos.