Congelación
Dr. D. Álvaro Hernando Fraile, Vocal de Médicos Asistencia Colectiva del Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara y especialista en Cirugía General y de Aparato Digestivo.(Publicación 21/02/2014)
La congelación o quemadura por frío es la condición médica donde la piel y otros tejidos son dañados por el frío extremo. A temperaturas iguales o inferiores a 0º los vasos sanguíneos se contraen. Esto ayuda a preservar la temperatura corporal. En caso de frío extremo, esta estrategia protectora puede reducir el flujo sanguíneo en algunas áreas del cuerpo a niveles peligrosamente bajos
Puesto que el oxígeno no llega a ciertas zonas, se producen daños en los nervios, trastornos cardiovasculares, respiratorios y de la coagulación. Las zonas congeladas se decoloran, primero se vuelven de color púrpura, y luego de color negro. A continuación, el daño nervioso se torna tan grande que las áreas afectadas por el congelamiento se adormecen. También pueden surgir ampollas. Si se pierde la sensibilidad en la zona dañada, puede aparecer cortes y grietas en la piel, que pueden infectarse y aparecer gangrena, siendo necesaria la extirpación-amputación de la zona afectada. La hipotermia es el problema más grave, pudiendo llegar a ser mortal.
Características clínicas
Las lesiones por congelación aparecen con mayor frecuencia en las zonas del cuerpo menos protegidas del frío, como los dedos, los pies, las orejas, la nariz y las mejillas. Tras una sensación inicial de dolor o quemazón, la zona afectada se hace insensible, y adopta una coloración pálida-cérea. La gravedad y la extensión del daño producido no será evidente hasta después de recalentar la zona.
Las lesiones por congelación se dividen en cuatro categorías. Las lesiones de primer grado presentan palidez o eritema, edema y anestesia, o dolor transitorio. Las lesiones de segundo grado se caracterizan por la formación de ampollas de contenido claro sobre áreas de eritema y edema intenso. En las lesiones de tercer grado se observa la aparición de ampollas hemorrágicas sobre piel seca de aspecto céreo. Las lesiones de cuarto grado se producen por la afectación de tejidos blandos en profundidad con necrosis de la piel, los músculos, los tendones e incluso el hueso.
Tratamiento
Llevar al lesionado lo antes posible a una habitación caliente. Las primeras medidas deben ir encaminadas a conseguir una buena protección local. Retirar toda prenda o accesorio que comprima la zona afectada. No frotar la zona o dar masajes y alejar el miembro afectado de fuentes de calor intenso y también se debe evitar la ingesta de alcohol y otros sedantes. En caso de hipotermia asociada a las lesiones cutáneas por congelación no se iniciará el calentamiento local del miembro afectado hasta haber conseguido una temperatura corporal adecuada y la estabilización del paciente. La base del tratamiento de las lesiones por congelación es el recalentamiento rápido del miembro afectado mediante inmersión en agua a 40-42 °C durante 15-30 min. Unas temperaturas menores parecen ser menos eficaces para conseguir la recuperación del tejido y unas temperaturas mayores pueden producir quemaduras térmicas. La aplicación de calor seco y el calentamiento lento están contraindicados.
Lavar, secar y envolver el area congelada en vendas esteriles y mantenerla limpia para evitar que se infecte. Durante el tratamiento, la aparición de un eritema de coloración violácea y el ablandamiento de la zona que permite plegar la piel son signos favorables de recuperación.
Tras el tratamiento inicial se producirá la recuperación lentamente progresiva de los tejidos viables y la necrosis del área irrecuperable. La definición de la extensión del daño se producirá una vez transcurrido un tiempo variable, de 1-3 meses, después de la exposición al frío. Entonces se llevará a cabo la limpieza quirúrgica de los tejidos necróticos y las amputaciones necesarias. El tratamiento quirúrgico precoz sólo se debe realizar en caso de infección local no controlada.