Crisis y enfermedades mentales
Dra. Dña. Teresa López Arteaga. Médico Psiquiatra (Publicación 07/06/2013)
Salud Mental y Crisis Económica
Todos conocemos la muy popularizada acepción de la palabra “crisis”, que en nuestros días, por desgracia, va unida a mala situación económica. Sin embargo, su etimología nos indica “encontrarse en medio de un cambio brusco” (para bien o para mal), y también “separar”, “juzgar” o “decidir”. De ella se derivan palabras como criticar y criterio.
Es por ello, que cuando nos vemos inmersos en periodos de crisis, de cambios, debemos tomar decisiones y reflexionar sobre la inestabilidad que nos rodea. Pero, ¿estamos preparados para ello? ¿Somos capaces de adaptarnos a los que nos llega?
Podemos ser resilientes, capaces de sobreponernos a los contratiempos e incluso salir más fortalecidos de ellos. Pero cuando el entorno, el ambiente, es suficientemente fuerte, puede incidir sobre nuestras capacidades.
Al igual que con los individuos, las sociedades pueden ser más o menos resistentes a tales factores de estrés como las crisis económicas.
Por un lado, puede que personas con enfermedades mentales se vean empeorar por las circunstancias sociales. O que se dé un “trastorno adaptativo”, que si no hubiera tenido factor ambiental desencadenante puede que no se hubiera producido. Y no debemos olvidarnos de los suicidios. Segúnla OMS, la tasa de suicidio en España ha aumentado en los últimos años, (pero no se puede afirmar que todos estos fallecimientos sean secundarios a la recesión económica, ni que todos se hayan producido por personas diagnosticadas de patología mental).
Todas estas situaciones varían significativamente según los recursos para la protección social. Para ejemplificarlo, utilizaremos las tasas de suicidio en Suecia durante su crisis económica de 2005 y España durante las crisis que acometieron entre las décadas de 1970 y 1980. En Suecia, la tasa de suicidio descendió en aquel periodo, pero en España aumentó según la tasa de desempleo aumentaba también. ¿Qué quiere decir esto? ¿Se adaptaron mejor los suecos entonces? ¿Reflexionaron sobre su situación de cambio y la aprovecharon? Salvando las diferencias entre ambos países, la hipótesis que podría explicar lo sucedido en Suecia sería las medidas en protección social que se dieron, como el apoyo a la familia, las prestaciones por desempleo o la estructuración de los servicios de salud.
A su vez, mientras que las crisis económicas pueden tener efectos sobre la salud mental, también los problemas de salud mental tienen cada vez más repercusión económica, principalmente a través de la pérdida de actividad de producción, la cual se estima en un promedio de 3 – 4% del producto interior bruto de los países enla Unión Europea, no solo por gasto sanitario derivado de la atención a la salud mental, sino por desempleo y la no incorporación al mercado laboral de personas con patología mental (muchos de ellos jóvenes) e incapacidades laborales derivadas de trastornos mentales.
Los datos disponibles muestran que la legislación para la protección social puede aumentar la resiliencia de las comunidades ante las crisis económicas y mitigar los efectos de la salud mental derivada del desempleo y el estrés. La salud mental es una parte indivisible de la salud pública y significativamente afecta a los países y su capital humano, social y económico. No es sólo la ausencia de trastornos mentales o síntomas, sino también un recurso de apoyo al bienestar y la productividad. Citando a Prince et al en su artículo en Lancet, 2007: “No hay salud sin salud mental”.
(Datos obtenidos del informe dela OMS: “Impact of economic crises on mental health”. WHO Regional Office for Europe, 2011).