Crónica: de Prádena de Atienza al Nacimiento del Bornova
Salimos del pequeño pueblo de Prádena de Atienza, donde Juan nos recibe estupendamente en el bar. Tomamos un café y emprendemos nuestra marcha por la Reserva Fluvial del Pelagallinas, río arriba. El camino no tiene pérdida pero actualmente no está marcado, aunque sí limpio. Próximamente este tramo hasta Albendiego estará señalizado con marcas blancas y rojas correspondientes al GR 167, del Sorbe al Bornova, una propuesta senderista de gran valor paisajístico.. Disfrutamos como enanos del paseo, al abrigo de la cara norte de la Sierra del Alto Rey, que vemos a la izquierda del sendero, al otro lado del Río. Se trata de un lugar impresionante e inaccesible para vehículos, por lo que transmite unas sensaciones increíbles para el caminante. A unos cuatro kilómetros del pueblo vemos la Cueva del Oso, señalizada desde el camino principal con unos hitos de piedra. Vadeamos el Pelagallinas y subimos a la cueva, uno de los lugares más impresionantes de la provincia de Guadalajara. Volvemos sobre nuestros pasos y retomamos el camino hacia el Bornova siguiendo un sendero que pronto se transforma en una pista ancha a la sombra de pinares. Continuamos ascendiendo hasta la Cabeza del Chozo, lugar donde se abre el paisaje y la vista alcanza a distinguir el castillo de Atienza y la Sierra de Pela, apreciándose perfectamente el límite geográfico de Guadalajara y Soria. Nos dirigimos hasta el barranco del Bornova por un camino recientemente desbrozado y vadeamos el río en dos ocasiones, la primera de piedra en piedra, la segunda sobre una pequeña tabla de madera. El camino nos lleva hasta el antiguo molino de Albendiego, actualmente en proceso de restauración y continuamos hasta la Ermita de Santa Coloma, joya del románico rural, donde tomamos la tradicional foto de grupo. En Albendiego hacemos la parada para reponer fuerzas en un curioso bar vegano y continuamos nuestra marcha rumbo a Somolinos, un pueblo muy cuidado que da acceso al monumento natural de la Laguna de Somolinos y la Sierra de Pela. Disfrutamos de las vistas y continuamos hasta ver nacer el río que nos ha acompañado buena parte de la ruta, el Bornova, que en su nacimiento se llama Río Manadero.Preciosa ruta con variedad paisajística y sin mucha dificultad, a pesar de que el primer tramo tiene una ligera pendiente ascendente y hay que vadear el río en un par de ocasiones. En total, 17 kilómetros que transcurren por una de las zonas más bonitas de nuestra provincia.
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