Despidiendo a la borrasca Gloria
Tras el paso de la borrasca Gloria por Guadalajara, hace tan solo unos días, el fantasma del frío y el viento nos hizo mirar con cautela el cielo. Sin embargo, la mañana del domingo estuvo protagonizada por una agradable temperatura e incluso pudimos disfrutar de algún rayito de sol.
Llegamos a Sigüenza pasadas las 9:30h y tomamos un cafetito que nos templó el cuerpo. Con el estómago lleno, emprendimos la marcha camino de Moratilla de Henares, tomando una carreterilla, esquivando la Loma de Valdechábalos, por la que teníamos previsto haber alcanzado el primer hito de nuestra caminata.
Con buena cara y buen ritmo dejamos Moratilla a la izquierda y tomamos una amplia pista que discurre cercana a la vía del tren, que nos acompañaría buena parte del recorrido. Pronto apareció el río Henares, fiel compañero de esta ruta: a veces más estrecho, casi un arroyo, otras caudaloso, siempre raudo, aportando vida al campo, aroma al camino y ese soniquete maravilloso del fluir del agua.
El paisaje nos sorprendió por lo inesperado: altos cortados que flanquean el río a ambos lados, buitres que se asoman al precipicio y nos contemplan desde las alturas. Atravesamos la finca de Cutamilla y contemplamos la Fuente del Jardín, atravesamos el Henares, algunos descalzos, otros saltando y recibimos el estridente saludo de un par de trenes de mercancías.
El recorrido se confunde durante varios kilómetros con la vía, algo que nos incomoda y aterra a partes iguales. Sin prisa, charlamos de lo humano y lo divino, de política nacional, de educación, de amor y sin darnos cuenta llegamos a Baides, donde nos esperan los paisanos en el único bar del pueblo, al lado del Henares, cómo no.
Comemos el bocadillo con el fluir milenario del agua como compañero y nos volvemos a Guadalajara, con el próximo destino en mente: El Garduño de Cela, el próximo 21 de febrero. También nos acompañaron, en el pensamiento, los compañeros de baja deportiva: Gloria, Javier y Carlos… ¡¡os deseamos una pronta recuperación!!