DIABETES: LA GRAN EPIDEMIA DEL SIGLO XXI
Autora: María Teresa Encabo Solanas
Vocal de la Sección de Atención Primaria Rural del ICOMGU
Los datos superan los peores presagios, ya que demuestran que el 13,8% de los españoles mayores de 18 años tiene diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5,3 millones de personas de las cuales, casi 3 millones ya estaban diagnosticadas, pero 2,3 millones, el 43% del total, desconocían que padecían la enfermedad.
Entre 61 y 75 años, el 29,8% de las mujeres y el 42,4% de los varones presentan diabetes tipo 2, porcentajes que ascienden al 41,3% de las mujeres y el 37,4% de los varones a partir de los 75 años. Es muy importante destacar la gran proporción de personas que desconocen que presentan la enfermedad. El retraso en descubrirlo implica que, cuando se diagnostica, el 50% presenta ya alguna complicación. Esto es grave si tenemos en cuenta que el tratamiento de las complicaciones es más eficaz cuanto más precoz sea y que la diabetes afecta a órganos tan importantes como los riñones, la vista, el corazón o el sistema nervioso.
Además, el 12,6% de la población, más de 4,8 millones de personas, tienen intolerancia a la glucosa o glucosa basal alterada, situaciones que se consideran prediabéticas, mientras que cerca de 11 millones de españoles son obesos, lo que equivale al 28,2% de la población.
Es bien sabido que existe una estrecha relación entre obesidad y diabetes tipo 2. Como colofón, no podemos olvidar que a estos casos de diabetes tipo 2 (la más frecuente), hay que sumar los de la tipo 1, que supone entre el 5 y el 11% del total de personas con diabetes (también aumenta su incidencia, a pesar de que no se relaciona con el estilo de vida), y otras situaciones especiales como la diabetes asociada con el embarazo, que afecta a entre el 5 y el 7% de todos los embarazos.
A diferencia de otras enfermedades en las que una intervención ofrece resultados más dudosos, hay estudios que avalan la importancia de una terapia intensiva desde el comienzo de la enfermedad y, todavía mejor, cuando se interviene en la fase pre-diabética, especialmente cambiando los hábitos de los grupos de riesgo.
La diabetes es la cuarta causa de muerte en la mayoría de los países desarrollados, pero también es una nueva epidemia para los países en vías de desarrollo y aquellas naciones recientemente industrializadas.
La tendencia es a que cada vez encontremos más casos de diabetes. La OMS, y partiendo de unas cifras de 135 millones de personas con diabetes en todo el mundo en 1995, hasta hace poco predecía que en 2025 habría casi 300 millones. Sin embargo, estas cifras ya se han superado con holgura, de manera que en 2014 ya había 387 millones de afectados, lo que equivale a un 8,3 % de prevalencia. Las previsiones actuales calculan que en 2035 tendremos 205 millones más, alcanzando un total de 592 millones de afectados. El incremento se prevé más acusado en los países menos desarrollados.
Estas cifras tan elevadas y crecientes se deben en gran medida al estilo de vida cada vez más sedentario de la población en general y de los niños en particular y a la alimentación, donde abunda la llamada “comida basura” y muy lejos de la teóricamente ideal “dieta mediterránea”.
La diabetes es una enfermedad tremendamente costosa ya que es una de las enfermedades crónicas más frecuentes que además, a menudo causa daños a alguna parte del organismo. Esto implica que es la PREVENCION la que debe tomar un papel fundamental para evitar tanto el desarrollo de la enfermedad o retrasar el diagnóstico el máximo posible, así como las complicaciones derivadas de la diabetes.