Diagnóstico del cáncer de cuello uterino
Dr.D. Carlos Zorzo Ferrer, Vicesecretario del Colegio de Médicos de Guadalajara. (Publicación 28/06/2013)
El cuello del útero, por su localización superficial, muy cercano a la vagina de la mujer, puede ser estudiado fácilmente, y además disponemos de métodos diagnósticos eficaces y fiables que nos permiten realizar un correcto diagnóstico y en consecuencia un buen tratamiento. Estos métodos de estudio del cuello del útero son La Citología, la Colposcopia y la Biopsia.
Dichos métodos permiten un diagnóstico de las lesiones en sus estadios más tempranos y facilitan un control de las lesiones tanto benignas como de las potencialmente malignas. Vamos a explicar en primer lugar en qué consisten estos procedimientos de estudio, muy habituales en los controles ginecológicos. La Citología consiste en recoger una serie de células de la vagina, del exocervix (parte del cuello del útero más cercana a la vagina) y el endocervix (más cercano al útero).No es una prueba dolorosa, aunque puede ser un tanto molesta. Lo recomendable a una mujer que se someta a este estudio es que se relaje y siga las indicaciones de su ginecólogo. Una vez extraídas estas células son teñidas y estudiadas al microscopio por el patólogo para determinar el grado de afectación celular de los tejidos. Por su parte la Colposcopia es un método diagnóstico por la imagen. A través de las imágenes obtenidas a través de un aparato especial, el especialista visualiza en situ las distintas alteraciones que sufre el epitelio (la “piel” del cuello del útero”) y así puede definir con mayor exactitud la zona afectada para así saber de dónde debe tomar las muestras para la biopsia. Una biopsia es un método a través del cual tomamos parte del tejido con una pinza para luego congelarlo, dividirlo en pequeñísimas láminas para después ser teñidas y por último ser estudiadas en el microscopio y así poder saber hasta dónde llega la lesión. Si todo está bien en la citología, no es necesario realizar el resto de pruebas diagnósticas (colposcopia y biopsia).
A través de estos métodos se puede determinar el alcance de las lesiones, que de menor a mayor gravedad se llaman Displasias, carcinoma in situ o carcinoma invasivo. El término Displasia procede del griego y significa “alteración del desarrollo” y pueden dividirse en Displasia leve, moderada o intensa. También se utiliza la terminología CIN 1, CIN 2 y CIN3 o Sil de Alto Grado o Sil de Bajo Grado. Todos estos términos hacen referencia a 1. una serie de anomalías en casi todas las capas que componen el epitelio de revestimiento de cuello uterino; 2.una alteración de la maduración de las células; 3. Un aumento desproporcionado de los núcleos celulares o 4. Una alteración acelerada o prematura de la Queratinización. Es decir, se refiere al grado de alteración que está sufriendo el epitelio antes de convertirse en un carcinoma in situ. El carcinoma in situ es el estadio previo al carcinoma invasor, por lo que es muy importante el diagnóstico precoz y la medicina preventiva, motivo por el cual los ginecólogos insistimos tanto en las revisiones periódicas, que deben realizarse aunque no haya problemas y la mujer se encuentre bien. Sin embargo, hay ciertos signos de alarma por los que debe acudir al especialista. Estos síntomas son: leucorreas, hemorragias vaginales, hemorragias poscoitales, metrorragias profusas (reglas abundantes), anemias ferropénicas o dolores pélvicos. Si una cosa está clara en el desarrollo del cáncer de cuello de útero es que se trata de un proceso lo suficientemente largo para que una intervención a tiempo corte la secuencia en cualquiera de los estadios una vez hecho el diagnóstico. Otra medida de prevención muy importante introducida hace pocos años es la vacuna contra el VPH (virus del papiloma humano) que se administra a edades tempranas y protege contra algunas cepas del virus que causan las lesiones que pueden conducir al desarrollo del cáncer del cuello de útero.