¡Doctor, mi hijo es una fuente de mocos!
Alfonso Ortigado Matamala
Vocal de Medicina Privada
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara
Con la entrada del otoño y el inicio de las guarderías y del curso escolar damos la bienvenida a la época de los mocos, que de septiembre a mayo estarán en nuestros peques. El “catarro común” es la infección respiratoria aguda más frecuente en pediatría, afecta a las “vías respiratorias altas” y su etiología es vírica, siendo el rinovirus el primer agenta causal con un 50%, seguido de los coronavirus humanos con un 20% (no confundir con el virus del COVID-19, el virus SRAR-CoV-2), pero la lista es casi interminable (virus gripe, adenovirus, metapneumovirus o el virus respiratorio sincitial).
El catarro debe diferenciarse de otras infecciones de vías respiratorias altas como las faringoamigdalitis bacterianas (predomina el dolor de garganta), o las laringitis con su característica tos perruna y estridor (sobre todo de inicio nocturno). La gripe es mucho más que un simple resfriado, predomina la fiebre y el malestar general sobre la clínica catarral.
Un tema importante es vigilar la evolución de los catarros y sus posibles complicaciones, como son las otitis medias (puede supurar el oído), la sinusitis en niños mayores (mocos espesos), o la afectación de las “vías respiratorias bajas”, como son las sibilancias recurrentes y las bronconeumonías. Especial mención merece el virus respiratorio sinusal (VRS), principal responsable de las bronquiolitis en los más pequeños. El control por el pediatra es clave, y debemos estar atentos a signos de alerta en nuestro hijo: si la fiebre dura más de 3 días, si la tos dura más de 10 días, si escucháis “pitos”, si le cuesta respirar y siempre que no se le vea bien.
En niños inmunocompetentes, el catarro no tiene un tratamiento específico, debe ser un tratamiento sintomático (antitérmicos para la fiebre y el malestar general). No debemos abusar de los jarabes para mocos y tos que no tienen evidencia en su eficacia y además no están libres de efectos secundarios para los niños, algunos peligrosos, especialmente en los más pequeños. Los antibióticos no sirven para los virus y su uso indiscriminado limita su eficacia para cuando realmente si sean necesarios.
Tener cuadros febriles de repetición es frustrante y ver a tu hijo malo más aún, pero hay que recordar que esto es temporal, y su inmunidad quedará reforzada para su vida adulta, para cuando sean padres. Dentro de los cuadros de fiebre periódica en pediatría debemos considerar el síndrome PFAPA (Periodic Fever, Adenopathy,Pharyngitis and Afthae), un trastorno autoinflamatorio de etiología genética desconocida, que afecta a los niños entre los 2 y 5 años y que se caracteriza por brotes recurrentes de fiebre, faringitis, estomatitis y adenitis cervical. No existe ninguna prueba diagnóstica, sino que es una enfermedad que se diagnostica por unos criterios clínicos. En este síndrome, una o dos dosis de corticoides, separadas por un intervalo de 24 horas, hacen desaparecer la fiebre, lo que constituye una valiosa pista diagnostica con un pronóstico benigno.
Formamos parte de una sociedad, y debemos ser responsables para evitar el contagio de las enfermedades infecciosas respiratorias que se trasmiten en las microgotas que emitimos al hablar, toser o estornudar. Cuando nuestro hijo está en pleno proceso febril, no debe compartir espacios cerrados o poco ventilados con otros niños, por lo que se indica observación en domicilio y no acudir a clase o guardería, mientras dure la fiebre. Pero estar en domicilio no significa dejar al niño con los abuelos, porque ellos son muy vulnerables a las infecciones víricas, especialmente a las coinfecciones, como, por ejemplo, virus gripe y virus respiratorio sincitial, no metamos al enemigo en casa. Recordar que la limpieza de manos es clave para evitar el contagio de las enfermedades respiratorias.
Paciencia que todo es pasajero y temporal, los mocos se irán. ¿sabéis lo que le dice un moco a otro cuando cuelga de la nariz de un niño?: “compañero haz las maletas que nos vamos a la Manga”.
AUTOR: Alfonso Ortigado Matamala. Vocal de Medicina Privada