Dolor de cabeza y analgésicos
Dr.D. Juan Iañez Galán, vicesecretario del Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara. (Publicación 10/04/2015).
Hay un cuadro médico frecuente que no es habitual diagnosticar. Es la cefalea (dolor de cabeza) por abuso de analgésicos (calmantes). Sí, así es. Aunque les parezca raro son los calmantes los que producen el dolor. El dolor de cabeza es diario y se comprueba su causa porque al suspender la toma de calmantes desaparece el dolor. Su frecuencia puede llegar al 40% de los pacientes que tienen dolor de cabeza. Es más frecuente en mujeres.
Se conoce que en estos enfermos hay una mayor prevalencia de enfermedades asociadas, sobre todo mentales (depresión, trastornos de pánico, fobia social y ansiedad), bien porque el dolor crónico se asocia a estas enfermedades o bien porque estas enfermedades podrían desempeñar algún papel en la patogenia de la cefalea por abuso de analgésicos.
Esta enfermedad se produce en personas que tienen una predisposición especial para sufrir dolores de cabeza, sin saber su mecanismo de acción.
Se ha propuesto que en estos pacientes existiría una disminución del circuito modulador del dolor, involucrando a la serotonina como neurotransmisor clave. La ingesta de analgésicos produciría una alteración en los receptores neuronales cerebrales de manera que la vía inhibitoria del dolor quedaría disminuida.
En principio cualquier analgésico puede inducir un dolor de cabeza. Los más frecuentes son: cafeína, pirazolonas (metamizol), barbitúricos, ergotamina, ácido acetil salicílico, indometacina, codeína, fenotiacinas (largactil), opiáceos, espasmolíticos, ansiolíticos y antihistamínicos.
El diagnóstico es clínico. Se debe sospechar la enfermedad ante todo dolor de cabeza diario que mejora solo parcialmente con un fármaco, pero que reaparece y persiste a pesar de la ingesta cada vez en mayor dosis del medicamento.
Es típico que aparezca el dolor de cabeza por las mañanas, como manifestación del “rebote” al no haber tomado analgésicos durante la noche.
Los enfermos de este dolor consumen muchos tipos de medicamentos, no siendo ninguno plenamente efectivo.
El tratamiento de la cefalea por abuso de analgésicos es complejo y tiene dos vertientes: la prevención y el control de los síntomas.
Es muy importante en estos procesos la buena relación médico-paciente ya que la información y educación del paciente por parte del médico para que este conozca su enfermedad, para que sepa que la ingestión de analgésicos es la causa que lo produce y sobre todo que sepan que los que más la producen son la cafeína, barbitúricos y opiáceos.
Cuanto menos tiempo se lleve con la presencia de la enfermedad será más fácil su control.
Esta enfermedad no tiene una curación total, pero hay que saber controlarla. El tratamiento consiste en la supresión brusca de los medicamentos ingeridos, excepto si la ingesta es de barbitúricos o tranquilizantes, ya que estos hay que bajar las dosis de forma progresiva y a veces se precisa ingreso hospitalario y tratamiento por neurólogo.
Suele ocurrir que al suspender el tratamiento aparece un dolor de cabeza de “rebote”. Es duro decir que hay que pasarlo sin tomar otra medicación, ya que si no se hace el proceso es repetitivo y se vuelve a recaer en la toma de medicación.
Es imprescindible el apoyo tanto médico como de los familiares para que el paciente rompa el circulo vicioso de esta enfermedad.
Si no se puede soportar el dolor de la cefalea de “rebote” utilizar el naproxeno y el ketoprofeno. En algunos casos hay que recurrir a los corticoides orales (prednisona o dexametasona). Hay que mantener el tratamiento el tratamiento durante dos semanas y luego ir reduciendo las dosis poco a poco.
Hay muchos síntomas acompañantes en este proceso como pueden ser náuseas, vómitos, diarreas, etc. que serán tratados y controlados con sus medicaciones correspondientes.
Los pacientes tienen que pensar que el tratamiento no es fácil de realizar por su parte, pero sí que hay que intentarlo, porque si no su vida diaria se convierte en un calvario, tanto para él/ella como para las personas que le rodean que también lo sufren junto él/ella