El Glaucoma
Juan Chacón de Antonio (Publicación 08/03/2013)
El glaucoma comprende un grupo de patologías oculares con un denominador común, la lesión progresiva del nervio óptico y del campo visual.
De todas las clases de glaucoma, vamos a centrarnos únicamente en el glaucoma crónico simple llamado también glaucoma primario de ángulo abierto y, antaño, ”la gota serena”, por ser el más abundante y el que menos síntomas presenta. A partir de ahora será “el glaucoma”.
El glaucoma se puede definir como una neuropatía óptica que cursa con lesión de las fibras del nervio óptico y, como consecuencia, con disminución progresiva del campo visual y que puede terminar en la pérdida total de la visión si no se trata a tiempo.
Clásicamente, el glaucoma se ha asociado al aumento de la presión intraocular (PIO), pero se ha constatado que hay pacientes con PIO elevada que no presentan lesión en el nervio óptico y personas con lesiones de dicho nervio, propias del glaucoma, que tienen la PIO dentro de la normalidad. Por esta circunstancia y, sobre todo, porque el glaucoma NO PRODUCE SÍNTOMAS, es tan importante el diagnóstico precoz y el rápido tratamiento tan pronto se confirme el diagnóstico. Es la segunda causa mundial de ceguera que se puede evitar.
Los principales factores de riesgo de tener un glaucoma son: Los familiares directos de un glaucomatoso, la edad (desde los 40 años, acentuándose a partir de los 60), la miopía elevada, ciertas enfermedades oculares (uveítis, traumatismos, cataratas, etc.), la raza negra o asiática y, sobre todo, el aumento de la PIO (porque lesiona las neuronas ganglionares cuyas fibras forman el nervio óptico). De todos estos factores, sólo podemos modificar la PIO, disminuyéndola todo lo posible con fármacos (colirios), mediante láser o con diferentes técnicas quirúrgicas. Sobre los otros factores poco o nada podemos influir.
¿Por qué aumenta la presión dentro del ojo? Por el aumento de un líquido intraocular llamado “humor acuoso”. Este líquido, que está en continuo movimiento, se produce en los procesos ciliares y se elimina por el canal de Schlemm que está en el ángulo que forma el iris y la córnea. Es el que nutre la parte interna del ojo y mantiene al globo ocular terso para procurar un buen enfoque de las imágenes de los objetos en la retina y por consiguiente una buena visión. Este aumento de presión del humor acuoso se produce por dos grupos de causas: el aumento de su producción o la disminución de su evacuación. El primer grupo es secundario a otras enfermedades oculares y suele ceder una vez que se resuelven aquellas. Nos queda como causa más frecuente del aumento de la PIO, la dificultad de la salida del humor acuoso. Por eso, los tratamientos médicos o quirúrgicos van encaminados a disminuir la producción o a facilitar la evacuación del humor acuoso. De ellos trataremos posteriormente.
¿Qué síntomas presenta el glaucoma crónico simple o de ángulo abierto? Algunas líneas antes se afirmaba, casi con rotundidad, que “no produce síntomas”. Casi no produce síntomas o estos son tan leves e inespecíficos que pasan desapercibidos. Por eso, vuelvo a insistir, es tan importante el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado. Algunas veces, el paciente sospecha que le pasa algo raro porque, al pasar por una puerta, se golpea el brazo con el marco de la misma PORQUE NO LA HA VISTO. En este caso, el paciente ha perdido más de la mitad de su campo de visión, pérdida que no ha notado y de la que no es consciente.
¿Cómo se diagnostica? Ante todo y sobre todo sabiendo que el glaucoma existe y acudiendo al Oftalmólogo para revisarse, máxime cuando se tiene algún factor de riesgo de los enunciados anteriormente. Este profesional basa su diagnóstico en la perimetría (estudio del campo visual), el examen del fondo del ojo (valoración de la papila o cabeza del nervio óptico), la OCT (tomografía que valora la cantidad de fibras del nervio óptico), y la PIO.
¿Cómo se trata? Con fármacos que disminuyan la producción del humor acuoso y/o que faciliten su eliminación, incluso en el caso de pacientes con PIO normal. Si con ellos no se controlara el deterioro del campo visual se realizaría una nueva vía de drenaje del humor acuoso hacia el exterior del ojo con láser (trabeculoplastia) o con cirugía (trabeculectomía u otras técnicas fistulizantes perforantes o no perforantes y, también, con válvulas).
Con un buen profesional y un poco de suerte, ¡el glaucoma está controlado!