El pie diabético
Alicia Fernández de Peñaranda, Vocal de Atención Primaria Urbana, del Colegio de Médicos de Guadalajara (Publicación 31/01/2014)
El paciente diabético se caracteriza por presentar los niveles de glucosa en sangre elevados. Mantener estos niveles elevados en el tiempo puede dar lugar a complicaciones a largo plazo, pues pueden lesionarse nervios, vasos sanguíneos, se dificulta la cicatrización de las heridas, se hacen más susceptibles a la infección, y esta tarda más en solucionarse. Todo esto, si además se combina con un traumatismo que puede ser crónico o agudo, puede dar lugar a la aparición de una complicación muy importante del pie del diabético que conocemos como pie diabético.
La importancia de esta complicación radica en que aumenta la probabilidad de que aparezca una úlcera, se infecte e incluso sea necesario amputar el pie o parte de él.
En este artículo veremos de forma detenida algunos aspectos que he mencionado para saber como debemos actuar para evitar o retrasar la aparición de esta complicación.
En primer lugar hablaré de la alteración de los nervios, que llamamos neuropatía y que puede ocasionar varios signos y síntomas que deben hacernos sospechar. Lo más llamativo es la alteración de la sensibilidad en los pies, que comienza con no notar el calor, el frío y al final, el dolor. Se inicia en los dedos y desde allí se extiende al resto del pie, dando lugar a la denominación “en calcetin” de esta pérdida de sensibilidad. Este es el motivo por el que el paciente con neuropatía diabética no nota el calor de un brasero o los síntomas de congelación de los dedos, o un cuerpo extraño en un zapato que le puede ocasionar una herida la cual puede complicarse, empezando así el problema.
Otra forma en la que la neuropatía puede afectar al pie, es cuando una serie de músculos dejan de recibir estímulos nerviosos, pierden el tono muscular y el pie comienza a deformarse, dando lugar a dedos en garra, prominencias anormales en la planta del pie, que hacen que se incremente el roce de estas zonas y pueda aparecer una úlcera.
Por otro lado, además de la alteración nerviosa, también el paciente diabético tiene más probabilidad de presentar alteraciones en los vasos sangúuíneos de los miembros inferiores, disminuyendo la irrigación y en consecuencia, la oxigenación. Esta es la causa de que los pies puedan aparecer más pálidos, con pérdid de vello, las uñas engrosadas,… Todo esto se ve agravado si, además, el paciente fuma, tiene alteraciones del metabolismo del colesterol, etc.
Por esto que acabo de reseñar el pie del diabético se hace más susceptible a presentar una úlcera. Esta tendrá una evolución más lenta que la que tendría en un paciente no diabético, pues se infecta con más facilidad, al ser la irrigación sanguínea peor, llega peor el oxígeno, la cicatrización se hace más dificultosa, lo que hace que estas úlceras requieran de unos cuidados muy especiales.
PREVENCIÓN:
- El paciente diabético sabe que sus pies son uno de sus “puntos débiles” por lo que deben cuidarlos con mucho esmero. Para retrasar la aparición de estas complicaciones, o incluso evitarlas, debe tener presentes algunos puntos:
- El control de los niveles de glucosa en sangre debe ser lo más adecuado posible de forma mantenida.
- Control de los niveles de colesterol en sangre.
- Evitar el consumo de tabaco
- Uso de un calzado cómodo, que no produzca presión en zonas del pie, incluso cuando este comienza a deformarse puede ser necesario usar un zapato ortopédico con palntillas especiales que distribuyan las cargas, evitando así el incremento de presión en determinadas zonas.
- Evitar poner el pie cerca de fuentes de calor como son los braseros, o evitar el frío intenso.
- Hacer ejercicio adecuado a sus posibilidades, lo cual ayudará al control de la glucos, a mejorar la circulación sanguínea.
Seguir las revisiones con su médico de cabecera que con las exploración del pie de los pacientes diabéticos, podrá detectar la existencia de riesgo y así tomar las medidas oportunas.