El síndrome del intestino irritable
Autor: Jesús Cuesta Monge
Vocal de Hospitales
Ilustre Colegio Oficial de Médicos
El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo. Esto significa que su procedencia es una alteración en el funcionamiento o a la sensibilidad del tubo digestivo, pero que no hay una causa que pueda ser evidenciada por las pruebas diagnósticas habituales (análisis, radiografías, ecografías e incluso estudios endoscópicos).
El SII se caracteriza por dolor o malestar abdominal fluctuante a lo largo de un tiempo, que se acompaña temporalmente del cambio en las características y en la frecuencia de las deposiciones. Si bien estos síntomas también se pueden presentar en otras enfermedades, el SII es su causa más frecuente, estimándose que alrededor del 8% de la población lo sufre.
Al SII también se le llama colon irritable. Ambos términos son correctos, pero es preferible utilizar el primero, puesto que cualquier parte del tubo digestivo puede sufrir alteraciones, no sólo el colon.
El SII es un importante problema social, sanitario y económico.
Se han descrito varias circunstancias que pueden producir un SII en un individuo sano. Por ejemplo, alrededor del 10% de las personas que sufren SII tienen el antecedente de una gastroenteritis aguda en el momento de inicio de los síntomas digestivos. También se ha descrito el inicio de SII tras un evento estresante vital significativo. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos no es posible determinar una causa originaria específica.
Se han comunicado diversas alteraciones de los movimientos intestinales en el SII, incluyendo una aceleración del tránsito cuando hay diarrea y un enlentecimiento si hay estreñimiento.
Otros estudios han demostrado que muchos enfermos con SII tienen una sensibilidad digestiva incrementada. La hipersensibilidad puede tener su origen en el propio tubo digestivo, en el sistema nervioso central o en ambos.
En los últimos años se ha postulado la hipótesis de que alteraciones en la microbiota intestinal (flora intestinal) y niveles muy leves de inflamación del intestino (evidenciables a nivel microscópico solamente), pueden desempeñar un papel relevante en el desarrollo del SII.
Tampoco hay que olvidar que los pacientes con SII pueden padecen con mayor frecuencia trastornos psicológicos, incluyendo síndromes de ansiedad, pánico, neurosis, alteraciones del estado de ánimo (depresión). Este mecanismo aumenta la posibilidad de que un estímulo proveniente del intestino sea percibido.
El SII se caracteriza clínicamente por la asociación de dolor/molestia abdominal y alteración en las deposiciones. Los pacientes relatan que en los períodos de dolor o malestar sus deposiciones cambian. Suelen referir también que el dolor disminuye después de haber realizado la deposición.
Algunos síntomas como la urgencia defecatoria, la sensación de evacuación incompleta, la hinchazón abdominal, la emisión de moco en la deposición, o el esfuerzo excesivo al defecar también son frecuentes en el SII.
Existen algunos síntomas (llamados síntomas de alarma) que aumentan la probabilidad de que los síntomas sean producidos por otra enfermedad distinta al SII.
Estos síntomas son: antecedentes familiares de cáncer o enfermedad celíaca, presencia de anemia o pérdida de peso, y sangrado digestivo. Estos síntomas obligan a realizar algunas pruebas complementarias.
La presencia de otros síntomas extraintestinales también es más común entre los pacientes con SII, incluyendo la fibromialgia, la fatiga crónica y la cefalea tensional.
El SII no pone en riesgo la vida del paciente, pero altera mucho su calidad. Cuando los médicos decimos “usted no tiene nada”, deberíamos decir en realidad “usted no tiene nada grave”. Las complicaciones son las propias de los síntomas que produce, y el pronóstico (evolución) dependerá de un tratamiento adecuado con una buena interacción médico-paciente.