Especial COVID-19: De liberada sindical a la consulta telefónica Covid-19: relato de un reciclaje profesional exprés
Médico Voluntario
Yolanda Hermosilla Almazán
COL nº191903380
A la Dra. Yolanda Hermosilla, la crisis del coronavirus le sorprendió en su puesto de trabajo habitual, como delegada sindical de UGT en el Hospital Universitario de Guadalajara, donde lleva desde hace seis años. Hablamos con ella del miedo que han padecido los médicos, de su sufrimiento, de la solidaridad, el agradecimiento a los compañeros y de la sensación de que la sociedad ha aprendido poco, a juzgar por la actitud irrespetuosa e irresponsable de algunos ciudadanos una vez pasado el pico de la pandemia en nuestro país: “no han pasado ni tres meses de una situación crítica para el sistema sanitario y parece que a la gente ya se le ha olvidado”. En cuanto a los médicos, considera que han hecho todo lo que han podido y más con los medios que tenían: “ Ahora llega el momento de analizar, de reflexionar, de ver cuáles han sido nuestros puntos críticos, nuestras fortalezas, buscar oportunidades de mejora, analizar la necesidad de hacer acopio de material y gestionar los recursos humanos. Nos encontramos en un período de calma tensa y nos tenemos que centrar en conseguir herramientas que nos sirvan para estar mejor preparados en caso de que esta situación volviera a reproducirse en mayor o menor proporción” .
Desde que comenzó la emergencia sanitaria, tanto su compañero como ella se pusieron a disposición del SESCAM, para lo que hiciera falta, pero no se les llamó. El sindicato estableció la modalidad de teletrabajo, sin embargo, ellos decidieron seguir subiendo al hospital y estar cerca de los compañeros: “el hospital estaba cambiando, había nuevos circuitos, el acceso estaba restringido y sorprendía el silencio y los pasillos vacíos. Los trabajadores nos vestíamos de blanco y con mascarillas, solo se nos veía los ojos, a través de los que se transmitía la tristeza, el desconcierto y una sensación de miedo a lo desconocido”. El 19 de marzo los distintos sindicatos reciben un email en el que se les explicaba que aquellos delegados sindicales que voluntariamente estuviesen dispuestos a incorporarse a la actividad asistencial, podían hacerlo. Un email que supuso el detonante en el caso de Yolanda, que no dudó un momento en responder a esa llamada e incorporarse inmediatamente: “me puse en contacto con la directora médica, exponiéndole que yo llevaba ya seis años apartada de la práctica clínica, eso daba cierto vértigo y tampoco quería sobrecargar a nadie, pero que estaba a su disposición”. Me asignaron la instauración de una consulta telefónica Covid, un proyecto totalmente nuevo que había que ver cómo se iba a desarrollar: “inicialmente me enviaron a Yunquera, donde había cierta demanda, pero prácticamente todos los compañeros estaban en activo, por lo que ellos mismos podían hacerse cargo de las llamadas procedentes de los números novecientos abiertos para la atención COVID que pertenecían a su centro de salud”. Ante esta situación, Yolanda volvió a ponerse en contacto con la directora médica, a quien le planteó que podría ser más útil en el centro de salud de Azuqueca de Henares: “me puse
en contacto con su coordinador, Julio Cuevas, y esa misma tarde me bajé a Azuqueca.” Acostumbrada a la vida de este centro de salud, del que ella es usuaria ya que vive en Azuqueca, a Yolanda le sorprendió el silencio, la ausencia de pacientes en la puerta, en pediatría, en el bloque quirúrgico, las colas del mostrador de las auxiliares administrativas y la ubicación del puesto de triaje en el hall. Allí había varios compañeros de baja o aislados, y la ayuda de Yolanda podía ser de utilidad en la implantación de la consulta telefónica Covid-19, así que se pusieron manos a la obra: esa misma tarde hizo un curso expres de reciclado sobre el programa TURRIANO: “Agradezco a todo el equipo su apoyo y lo pacientes que fueron conmigo, fuimos aprendiendo de esta enfermedad sobre la marcha”. Al día siguiente empezamos con el rodaje de la consulta telefónica, que se regía por un protocolo en el que estaba especificado cómo hacer la entrevista y cómo debía ser el seguimiento. Por otro lado, según se encontraba el paciente, había que tomar decisiones: “no te puedes imaginar cuánto eché de menos la exploración física al paciente, el ver al paciente, algo que a través del teléfono no se consigue y además genera estrés en el facultativo. Estabas tratando con pacientes o contactos covid y había que hacer un cribaje lo más fino posible para detectar el mayor número de casos y contactos”.
En el caso de Azuqueca, nos facilitó mucho nuestro trabajo el buen funcionamiento del servicio de urgencias y radiología (en contacto directo con el hospital para su información por radiólogo) donde podíamos derivar pacientes y detectar neumonías que se remitían al hospital con un estudioinicial y agilizar su tratamiento. Además, se estableció un protocolo de seguimiento que aseguraba la correcta atención a los pacientes, que eran agendados telefónicamente para comprobar su estado de salud.
A lo largo de esta experiencia, Yolanda Hermosilla se sintió util y reconocida por sus compañeros: “había un déficit de personal importante y contribuí a descongestionar las agendas por COVID de mis compañeros, que ya lo estaban por el resto de patologías que tenían que seguir atendiendo. Por otro lado, la doctora se queda con lo positivo: “es cierto que el relato de la sintomatología de la enfermedad por los pacientes era muy duro, que cuando empeoraban tenías que gestionar su evacuación al hospital y la incertidumbre por su futuro te conmovía, pero más tarde comenzábamos a emitir altas y esto era muy gratificantes”. Además, se queda con la capacidad de trabajo en equipo del Centro de Salud de Azuqueca donde todos colaboraron ante una situación tan crítica con independencia de la categoría profesional. Estoy muy orgullosa del trabajo realizado. Vivimos una temporada dura, pero volvería ahacerlo sin lugar a dudas.”
Incluso durante las peores semanas de pandemia, Yolanda y su compañero no abandonaron sus funciones sindicales y procuraron atender a demandas de sus compañeros, denunciando situaciones, como la escasez de EPI´s: “ahí tenemos mucho que aprender, tenemos que hacer un acopio de equipos de protección frente a una segunda oleada que puede llegar en cualquier momento. Denunciamos esta situación, hablamos con Gerencia y exigimos que no se nos expusiera de la manera que se estaba haciendo”. En casa, todos entendieron la decisión de Yolanda, aunque pasara la primera línea de lucha contra el coronavirus exigió algunos cambios en el día a día de la familia, extremando la higiene para minimizar el riesgo de contagio: “mi familia estaban esperando la noticia de mi reincorporación y lo entendieron perfectamente, apoyándome desde el primer momento”. Una decisión difícil pero inevitable para personas que llevan la Medicina en las venas, como la Dra. Hermosilla: “creo que si no hubiera podido ayudar habría enfermado, lo necesitaba y fue sanador para mí”. Desde aquí queremos transmitir nuestro agradecimiento tanto a Yolanda Hermosilla como a los cientos de médicos voluntarios en toda España que se han reincorporado al ejercicio dando un ejemplo de humanidad, solidaridad y vocación. ¡Muchas gracias por brindaros a ayudar en la lucha contra la pandemia!