Especial COVID-19: “El traslado del servicio de Ginecología y Obstetricia fue un ejercicio de creatividad y de gestión”
Hemos comenzado una segunda ronda de entrevistas a las especialidades que estuvieron implicadas y, en algunos casos, siguen estando implicadas en la lucha contra el coronavirus.
Empezamos con la doctora María Jesús Cancelo, Jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Guadalajara, un servicio que tuvo que trasladarse en plena pandemia a la Clínica La Antigua para garantizar la salud de sus pacientes y descargar de trabajo al centro hospitalario en el momento de crisis que se estaba viviendo.
Ginecología y Obstetricia
María Jesús Cancelo
COL nº 1919019057
Los informativos, la agenda política y las conversaciones en la calle versan hace algunos meses sobre un solo tema: el coronavirus.
La pandemia se ha adueñado de todas nuestras conversaciones y a veces tenemos la sensación de que el mundo se ha parado para centrarse en la lucha contra un virus que llegó para revolucionar el mundo a finales de 2019. Sin embargo, la vida sigue. De ello son muy conscientes en el servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Guadalajara, donde vieron nacer 150 niños en la Clínica de La Antigua durante el traslado de su servicio a esta clínica privada de la capital.
De todo ello nos habla la responsable del servicio, María Jesús Cancelo, quien recuerda el mes de marzo de 2020 todavía con el corazón encogido pero con la satisfacción del trabajo bien hecho: “era una situación nueva y desconocida para todos, con nuevas necesidades en el hospital que había que cubrir entre todos”.
Algunos servicios tuvieron que reinventarse y tender una mano a las áreas más implicadas en el tratamiento de la Covid-19, otros, como Ginecología, tuvieron que ceder su espacio habitual, priorizando la protección de las madres y su descendencia: “en el área de Ginecología, restringimos las cirugías para poder liberar espacios y personal que pudiera dedicarse en exclusiva al coronavirus pero en el área obstétrica, desde el primer momento la prioridad fue atender a las madres en las mejores condiciones de seguridad. Para ello modificamos los protocolos de asistencia evitando en la medida de lo posible las consultas presenciales pero garantizando el seguimiento de la mujer embarazada. En este sentido, implantamos las consultas telefónicas para algunas actuaciones en las que la presencia física no era tan importante.
En una primera fase, sacamos el servicio de ecografías del hospital y lo instalamos en el C.S. Manantiales y en coordinación con las matronas y atención primaria pusimos en marcha ese protocolo modificado de seguimiento de la mujer embarazada, pero los partos seguían teniendo lugar en el área de paritorio del hospital”. Sin embargo, el decreto del Estado de Alarma vino aparejado de una presión asistencial enorme en el Hospital, siendo necesario aumentar los espacios disponibles: “el área de paritorio es una UVI y había una serie de camas disponibles de Pediatría y Ginecología que en ese momento se necesitaban para el tratamiento de COVID y se decidió de manera unánime y coordinada que lo mejor era trasladar los servicios completos a la Clínica de la Antigua” Entonces se puso en marcha un engranaje en el que intervinieron no solo los miembros de Obstetricia y Pediatría sino muchas personas que hicieron posible la mudanza de dos servicios (protección civil, bomberos, diputación…), en una situación inédita en Guadalajara: “En tan solo tres días tuvimos que organizarlo todo, con mucha incertidumbre pero también con la ilusión de poder ayudar y sobre todo con la certeza de que estábamos haciendo lo que teníamos que hacer por el bien de todos, ya que salir del hospital fue una de las claves para mejorar la asistencia de pacientes críticos en nuestra ciudad”.
Una vez aterrizados en la Clínica de la Antigua, María Jesús Cancelo sintió el calor de la acogida: “quiero agradecer la magnífica disposición de todo el personal de la clínica, especialmente de su gerente, Jorge Esteras y su director médico, Jorge Díaz. Es cierto que el espacio era limitado, pero se compensó con la disposición del equipo. Además, colaboró personal de otros equipos del Hospital como anestesiología, farmacia y hematología y se coordinaron todos los detalles que hicieron posible que esta difícil decisión, que se mantuvo hasta el 6 de mayo, fuera un éxito.
Según mi punto de vista, fue un ejercicio de creatividad y gestión admirable.” De aquellas semanas, María Jesús se queda con el trato estrecho, casi familiar, con sus compañeros, y con los sentimientos contradictorios que suponía ser consciente de las duras situaciones que se estaban viviendo en el hospital mientras en la Clínica de La Antigua, la vida se abría paso. La vuelta al Hospital Universitario fue mucho más sencilla, ya que cada cama, cada máquina, cada mesa de parto volvía a su sitio original: “recuerdo a las madres saliendo de la Clínica de La Antigua con sus bebés en los brazos y a los bomberos y al personal sanitario aplaudiéndolas con fuerza… Fue un momento sobrecogedor”. Todas ellas habían ingresado solas en la clínica y habían superado el momento del parto sin la compañía de los padres, ya que la infraestructura de la Clínica de la Antigua hacía imposible garantizar el circuito seguro. Una decisión impopular en su momento pero que hubo que tomar en una situación excepcional para la sanidad española.
Desde ese momento, Guadalajara vio como se reducía la tasa de contagios y se retornaba a la llamada “nueva normalidad”, aunque en el momento de realizar esta entrevista (1/10/2020) nos encontramos en plena segunda ola de la pandemia, aunque la responsable del servicio de Ginecología y Obstetricia es optimista y no cree que vaya a ser necesario un nuevo traslado: “aprendimos mucho de la experiencia, sobre todo a nivel organizativo, pero desde entonces el hospital ha tenido tiempo suficiente para prepararse para nuevos escenarios, por lo que no creo que tengamos que volver a pasar por una situación parecida”.
En cuanto a la atención a las mujeres se ha mantenido la actividad telefónica cuando ha sido posible, evitando visitas innecesarias al hospital y extremando las medidas de higiene y seguridad: “la asistencia ginecológica se mantiene igual que antes, aunque se ha limitado la actividad quirúrgica y sobre todo hemos hecho un ejercicio de reflexión, priorizando la asistencia e intentando evitar desplazamientos que no son necesarios. Este aprendizaje nos ha enseñado a quedarnos con la esencia y creo que la población lo ha entendido; incluso en urgencias hemos visto que las pacientes han racionalizado las visitas, limitándolas a lo que es realmente importante”.
Sin duda, la pandemia nos ha obligado a hacer un ejercicio de adaptación inimaginable hasta el momento, poniéndonos en una tesitura complicada, pero también ha demostrado que juntos, todo es posible, especialmente si todos remamos en la misma dirección. Rememos.