Especial COVID-19: Entereza, fortaleza y cooperación inteligente, la lección aprendida de los mayores
Residencias de ancianos
Margarita Sánchez García
COL nº191903413
En este homenaje escrito a los médicos implicados en la lucha contra la pandemia hemos querido contar con el testimonio de Margarita Sánchez, médico de familia en la Casa Hogar de Ancianos Desamparados de Humanes de Mohernando y en Nuevo Horizonte, de la capital.
Para fortuna de los residentes en ambas residencias, Margarita fue una visionaria, una de esas personas que supieron ver el peligro acechando cuando hablar de crisis sanitaria en España parecía todavía sobreactuado. Su capacidad de prever la que se nos venía encima y anticiparse a las medidas decretadas por el gobierno fue fundamental a la hora de contener el virus a raya en sus residencias: “a finales de febrero comencé a seguir muy de cerca el brote epidemiológico en Italia y qué estaba pasando en las residencias. En el momento en que se declaró el primer caso en España, planteé a los directores de las residencias la necesidad de cerrar y fue el 4 de marzo cuando tomamos la decisión, en consenso con los directores y las familias. Eso nos ha permitido que el virus no entrara en Humanes, mientras que en Nuevo Horizonte se consiguió contener la entrada del virus en la residencia hasta mediados de abril, lo que me permitió manejar la situación mucho mejor, con el HUGU mucho más liberado, coordinación exhaustiva tanto con el centro de salud como con el servicio de Geriatría”. El convencimiento de que debía evitar la entrada del virus fue determinante, ya que la mortalidad de esta enfermedad entre los mayores es muy alta: “cada semana nos ha dado la oportunidad de conocer mejor al virus, adquirir materiales de protección, permitir que el hospital fuera descongestionándose… y retrasar (o incluso evitar, en Humanes) el impacto del coronavirus fue vital”.
La orden de cierre oficial llegó el 12 de marzo, cuando el virus ya se había colado silenciosamente en buen número de residencias de la provincia. El pico en esas residencias llegó el día 19 de marzo, sin tiempo para reaccionar. En aquellos días, Margarita Sánchez tuvo ocasión de charlar con otros compañeros que trabajan en el hospital, donde se estaba viviendo una situación dramática. Allí se unió el número de ingresos a la gravedad de los mismos, agravada por el contagio o sospecho de contagio de los profesionales, que sin disponibilidad de pruebas diagnósticas eran apartados del ejercicio y aislados, con la consiguiente carga de trabajo para el que se quedaba en pie de guerra.
En el caso de las residencias en las que trabajaba Margarita, la máxima de que prevenir es mejor que curar se puso de manifiesto, pero en otros lugares, el virus azotó con fuerza, sin tiempo para reaccionar, algo que a juicio de la doctora no tiene más culpables que el propio virus: “se ha hecho lo que se ha podido y cada uno ha hecho lo que ha estado en su mano para salvar vidas. Me consta que se ha estado al lado de los mayores y se ha trabajado hasta la extenuación, con mucha preocupación tanto por los pacientes como para los compañeros. Se trata de una situación extrema que nunca habíamos vivido en la que los equipos han tenido que reinventarse y reorganizarse para salvar vidas.” Un tiempo en el que los profesionales han mirado cara a cara a la enfermedad y han podido leer el miedo en el rostro de pacientes, las voces de sus familiares y las palabras de los compañeros, unos meses que sobre todo, desde el punto de vista de Margarita, han servido para tomar conciencia de la importancia de la prevención y de la prudencia, una máxima que protegió a los mayores de Mohernando y que puede proteger a la humanidad en el futuro.
Alejados de sus familias, los mayores han dado a Marga una lección de entereza, fortaleza y cooperación inteligente lugar de refugiarse en el miedo, los ancianos han decidido resistir y salir de la pandemia confiando en quien los cuidaba: “han aceptado muy bien las condiciones del confinamiento sobre todo al principio. Con el paso de las semanas, algunos estaban tristes e inapetentes, aburridos, pero en general se han entregado y se han dejado llevar, nos han aportado mucho”. Aunque resulte complicado entenderlo, Margarita hace una lectura positiva de la crisis sanitaria, poniendo el foco en las sinergias que se han creado entre las distintas profesiones en las residencias de ancianos y en la colaboración entre todo el equipo. Una señora le dijo a Marga “a nosotros nos mandaban a las trincheras, a vosotros solo os han pedido que os quedéis en casa”, una frase que da cuenta de que las experiencias vividas por nuestros mayores poco tienen que ver con las comodidades de la vida actual. Nos quedamos con la confianza de los residentes en el equipo encargado de protegerles, con su capacidad de adaptación y con la esperanza de que esta pandemia pase a la historia como una pesadilla vivida en la primavera de 2020, que fue erradicada gracias a la capacidad prevención y la prudencia de la población y también con el recuerdo afectuoso a aquellos que perdieron su vida y a sus familiares. Descansen en Paz.