Especial COVID-19 Segunda Ola: La esperanza de la vacuna
Editorial
Julio D. Cuevas Morales
Presidente ICOMGU
Cuando me dispongo a escribir estas líneas, nos hayamos inmersos en la vacunación contra la Covid-19.
En España se empezó a vacunar el 27 de diciembre de 2020 en Guadalajara. Desde ese día se puso en marcha el dispositivo y con unos leves retoques y voluntad ya estamos vacunando a velocidad de crucero, por lo menos en nuestra provincia.
Como no podía ser de otra forma, me ofrecí voluntario para formar equipo de vacunación. Todos los equipos están formados por personal de enfermería y de medicina. Cuando el número de vacunaciones de alguna jornada es demasiado grande, juntamos más de un equipo e incluso personal de la dirección médica y de enfermería vienen a apoyarnos.
Estamos vacunando siguiendo el cronograma. Es decir, hemos empezado por los centros sociosanitarios, vacunando a los trabajadores y a sus residentes.
En tres jornadas habremos acabado con el primer paso que es haber aplicado la primera dosis a estas personas.
Tenéis que ver la cara de nuestros mayores cuando saben que les vas a vacunar contra el “bicho”, ese que les tiene encerrados desde “no sé cuántos meses”. Te preguntan esperanzados que si tú sabes cuándo van a poder salir, recibir visitas, ver a sus familiares como antes…las contestamos muy a nuestro pesar que todavía es pronto para decirlo, pero la primera puerta ya la estamos abriendo. Se conforman, como tantas veces han hecho en sus largas vidas.
Con respecto al rechazo de la vacunación, estamos en no más del 5%, creo que es un éxito.
La Atención Primaria se está volviendo a esforzar, una vez más, y casi he perdido la cuenta. Pero en esta ocasión, a pesar de la tercera ola, o la que sea, de las inclemencias meteorológicas, etc. la vacunación se compensa con la esperanza de que esto nos vaya librando poco a poco del “bicho”. Por eso tengo que dar las gracias al GEACAM, porque gracias a los coches todoterreno y a sus conductores, hemos asegurado la llegada a los puntos previstos para vacunar.
También hay que agradecer a la buena organización de las residencias para poder vacunar a todos ordenadamente y llevar el registro. Y cómo no, al café de media mañana que nos servían de mil amores.
Quiero terminar estas letras dedicada a la esperanza, con una invitación a que nos vacunemos todos y nos olvidemos de la información malintencionada en contra de la evidencia. Debemos informarnos en sitios oficiales y con datos científicos.
YO ME VACUNO POR MI Y POR TI