Especial COVID-19: Una oportunidad para abrir el debate sobre el modelo de residencias de ancianos en España
Coordinador de residencias
Juan José Palacios Rojo
COL nº191901818
Juan José Palacios fue uno de esos médicos que comenzó el Estado de Alarma con fiebre y tos y estuvo de baja por Covid-19 hasta finales del mes de marzo. Cuando se reincorporó a su puesto de trabajo como Médico de Familia en el Centro de Salud Gu-Sur, se encontró con una plantilla mermada por las bajas y mucha carga de trabajo, ya que este centro de salud es responsable residencias de ancianos como la s.XXI, el asilo Santa Teresa de Jornet o la residencia de Los Olmos. En el caso del asilo, el médico que habitualmente pasaba consulta allí estaba de baja, por lo que el Dr. Palacios tuvo que asumir esos pacientes ya que fue el primer médico que se reincorporó después de la baja por coronavirus. Él se ocupó de la asistencia médica completa de esta residencia de mayores durante buena parte de la pandemia, pasando allí la mayor parte de su jornada laboral. Además fue el encargado de la coordinación de las otras dos residencias, en las que sí había personal médico en ese momento. Cuando asumió estas funciones, el pico de la pandemia había pasado, pero las necesidades seguían siendo importantes: “Fueron unos momentos difíciles de trabajar, porque nos enfrentábamos a una situación nueva, que cambiaba constantemente: todas las mañanas teníamos que reunirnos para ver qué novedades teníamos que implantar en el quehacer diario, en el propio centro de salud se mantenía la atención médica telefónica incluso a pacientes con afectación importante que permanecían en ingreso domiciliario”.
Desde dentro de la residencia, el trabajo consistía en valorar cómo estaban los mayores, siempre en coordinación con Geriatría, con quienes se comentaba cada caso de manera individualizada: “desde el hospital nunca pusieron ningún impedimento para derivar pacientes por causa de su edad y la coordinación con Geriatría fue impecable”.
Una situación complicada, dado el estado de salud previo de muchos mayores, que principios de abril ya se encontraban confinados en sus habitaciones, lo que aumentaba su sensación de confusión: “muchos estaban desorientados y en cuanto a los pacientes y dependiendo de su estado de salud general, la mayoría eran conscientes de la situación que estaba ocurriendo en el país, exceptuando aquellos que por su situación basal estaban más desorientados”. El desconfinamiento fue progresivo y poco a poco se fueron abriendo de nuevo las zonas comunes y se fue organizando el uso de las mismas para poder mitigar los efectos del aislamiento, que agravaba la situación basal de los ancianos.
A día de hoy, Juan José Palacios está a punto de jubilarse, y nunca imaginó que al final de su carrera profesional iba a vivir una situación como esta: “si alguien hubiera descrito lo que hemos vivido, habríamos dicho que era una película de ciencia ficción”. Sin embargo, considera que esta crisis ha servido para reflexionar sobre el modelo de asistencia: “hemos aprendido muchas cosas que habrá que analizar posteriormente, como por ejemplo, qué asistencia estábamos prestando anteriormente y si era el modelo correcto, si estábamos consumiendo los recursos de la mejor manera, qué función tienen que asumir las nuevas tecnologías en el futuro, lo que es la telemedicina… Creo que esta pandemia va a suponer un antes y un después y ha puesto de manifiesto que se puede funcionar de una manera diferente a como lo estábamos haciendo hasta ahora”. Otro debate que surge a raíz de la crisis sanitaria es el modelo de residencias, que tal y como recuerda Juan José Palacios, nunca han sido concebidas como hospitales: “están concebidas desde un punto de vista residencial más que desde la asistencia sanitaria y eso habrá que valorarlo a partir de ahora, poniendo sobre la mesa el coste que tiene el financiar ese cambio de modelo. Hay que hacer un debate sereno, siendo conscientes de que todo tiene su precio y hay que decidir dónde se ponen los recursos y si la sociedad está dispuesta a asumir una subida de impuestos que financie una Ley de Dependencia que sufrague este nuevo paradigma de residencias medicalizadas”.
A nivel social, las cosas también han cambiado mucho, y lo seguirán haciendo: “tanto los políticos como la ciudadanía ha aprendido mucho sobre cómo funciona este virus y es por ello que estamos saliendo razonablemente bien de la pandemia, gracias a las medidas tomadas y a la responsabilidad de los ciudadanos, que ha cumplido de forma ejemplar con las recomendaciones sanitarias”. Cabe recordar que antes de la llegada del coronavirus, los profesionales sanitarios del Gu-Sur, salían a la puerta del centro de salud cada miércoles a las 11 de la mañana, a denunciar, en muchos casos acompañados de sus pacientes, la situación en la que se encontraban: “una situación de precariedad, de horarios interminables, unas agendas muy cargadas, exigiendo un aumento de personal y un tiempo mínimo por paciente. Nadie nos hizo caso y sin embargo, ahora nos llevamos las manos a la cabeza ante una situación como esta”. Las reivindicaciones han pasado ahora a segundo plano ya que la prioridad es atender a los pacientes, aunque Juanjo no renuncia en ningún caso a seguir alzando la voz por una Atención Primaria digna y de calidad.