Especial COVID-19: Volver a los orígenes para encontrar la respuesta en una pandemia sin precedentes
Diagnóstico por imagen
Carmen de Juan Sánchez
COL nº191902996
Hoy en día las PCR y los test de antígenos están a la orden del día. Sin embargo, hubo unas semanas, que coincidieron con los momentos más duros de la pandemia, en los que no había test disponibles. En aquel momento, el papel del servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital Universitario de Guadalajara fue fundamental a la hora de diagnosticar a los pacientes Covid-19. Charlamos con la jefa del Servicio, para conocer los pormenores de unas semanas en las que las noticias y las novedades a nivel científico se sucedían con celeridad y los profesionales tuvieron que reciclar sus conocimientos a un ritmo vertiginoso.
Como saben, en condiciones normales, en ese mundo prepandemia al que todos soñamos con volver, el servicio de Diagnóstico por Imagen juega un papel muy importante en el diagnóstico de patologías de pacientes de todos los servicios. Es por ello que, con la llegada del Covid, la actividad del servicio disminuyó aproximadamente un 50% en comparación con las mismas fechas del año anterior, dado que todos los esfuerzos del sistema sanitario se centraron en pacientes Covid, mientras que el resto, que tenían programadas sus revisiones periódicas, no acudieron a hacerse las revisiones, presuntamente por miedo. Mientras tanto, la pandemia hacía mella en la provincia (y en el mundo) y cada vez había más pacientes ingresados en el hospital con esta patología. En ese momento, la actividad del servicio de Diagnóstico por Imagen cambió radicalmente y los profesionales pasaron a hacer casi exclusivamente radiografías de torax: “entonces no había test serológicos ni PCR y no había ninguna manera clínica de diagnosticar, ya que los síntomas de la enfermedad todavía no estaban claros. Los radiólogos de todo el mundo se dieron cuenta de que tanto las radiografías como los escáneres de tórax daban una imagen muy típica del paciente con tórax. Es decir, al principio, éramos nosotros quienes confirmábamos los casos de Covid. Se trataba ya de pacientes graves que presentaban una afectación pulmonar, que se diagnosticaban en un estadio más avanzado de la enfermedad que en estos momentos. Hay que tener cuidado con los datos que escuchamos en los medios de comunicación: que haya más pacientes de Covid con PCR positiva no significa que haya muchísimos más casos, sino que estamos midiendo pacientes diferentes”.
Carmen de Juan realiza una comparativa para evidenciar la gravedad del momento que se vivió durante el mes de marzo en el hospital: “Nosotros nos dedicamos fundamentalmente a hacer los informes de las radiografías de tórax y los técnicos del servicio a hacerlas. Si la media normal (prepandemia) de radiografías de tórax era de 40-50 al día, en el momento de la pandemia se llegaron a hacer 295 radiografías de tórax en un día a las que se sumaron 97 radiografías de tórax portátiles en pacientes más graves”. Eso provocó una reorganización del personal y de los recursos técnicos del servicio: “los técnicos y los equipos de rayos se dedicaron exclusivamente a las radiografías de tórax y los médicos del servicio colaboramos informando estas radiografías de manera más rápida, lo que agilizaba el tratamiento de los pacientes”. La información científica se transmitió muy rápidamente, a pesar de que al principio las autoridades no advirtieran la gravedad de lo que estaba por venir: “a toro pasado nos dimos cuenta de que ya en enero había pacientes con neumonía que no mejoraban y cuyas alteraciones en el escáner nos llamaban la atención porque no habíamos visto antes de manera tan típica. Entonces hablábamos de una inflamación atípica de origen infeccioso, pero pronto empezó a transmitirse el conocimiento de manera muy rápida a través de redes sociales e internet y fue así como aprendimos a diagnosticar. También compartíamos información a través de grupos de Whatsapp de radiólogos de todo el mundo y de España en concreto, e íbamos aprendiendo en directo. Nosotros teníamos más capacidad para detectar esos detalles sutiles, mientras que los médicos generales se dedicaron más al tratamiento. Sobre todo en los primeros 10 días, tuvimos que reciclarnos a gran velocidad y también tuvo lugar una labor de gestión muy intensa, ya que teníamos que reorganizarnos para poder llegar a todos los pacientes, teniendo el mismo personal y los mismos aparatos. Es cierto que suspendimos las revisiones rutinarias de otras patologías, pero cada día había que reorganizar los recursos y fuimos capaces de dar respuesta a todas las necesidades. Ahora la situación es diferente, el día que más hemos hecho son 41 radiografías portátiles, pero el trabajo es más complejo porque continúan las patologías habituales y el número de pacientes Covid (que antes no existían) es muy elevado”. Como dice la Dra. De Juan hablando de las cifras: “No se pueden comparar peras con manzanas. El criterio radiológico es el mismo, sin embargo, ahora se hacen muchos más test en estadios más tempranos de la enfermedad, es incomparable”.
Respecto al ambiente en el equipo, la jefa de servicio de Diagnóstico por Imagen habla con nostalgia del desafío profesional que supuso la llegada del coronavirus a Guadalajara en una crisis que sirvió para fortalecerlos como equipo: “la propuesta de hacer todos los informes de radiografías de tórax surgió del propio equipo de manera proactiva, con el objetivo de ayudar al resto de servicios. Antes no se hacía, ya que no tenemos recursos suficientes para hacerlo, salvo en casos concretos. Así se pudo manejar de una manera más rápida a los pacientes, algo que se agradeció desde el resto servicios. Lo vivimos como un reto: interpretar una radiografía de tórax es difícil, por lo que nos ha servido como un recordatorio de nuestros conocimientos básicos, que hoy en día no se usan tanto ya que damos más importancia a otras técnicas de diagnóstico por imagen más complejas. También ha sido un reto a la hora de saber gestionarnos, cambiar de escenario y colaborar con los compañeros de otras especialidades, intentando ayudar en las necesidades que surgían en el día a día. El trabajo en equipo ha sido fundamental, no solo dentro del servicio sino con otros servicios del hospital”.
Con el tiempo esa sensación se ha ido diluyendo y se ha sustituido por el agotamiento de los profesionales, que llevan muchos meses dando el 200%: “Con la llegada de la nueva normalidad, muchas consultas se han redistribuido y reorganizado para dar cobertura a las nuevas necesidades de los pacientes, ampliando horarios e implantando consultas telemáticas. Sin embargo, en el caso de nuestro servicio, el paciente tiene que pasar por el aparato para obtener un diagnóstico. En nuestro caso era imposible ya que no tenemos esa capacidad de absorber más pacientes. Como saben, ya antes de la pandemia trabajábamos incluso por las noches, pero con los medios que tenemos no podemos hacer más pruebas, con lo que a veces nuestro servicio se convierte en un cuello de botella ya que necesitamos más medios diagnósticos. Hace ya diez años que estamos pidiendo un segundo equipo de resonancia magnética y personal especializado que lo maneje ya que en tramo horario no podemos extendernos más”.
Viejos problemas que se han sumado a los que ha traído consigo el coronavirus, que por el momento, no tiene visos de retirarse del panorama sanitario español, al menos en el corto plazo.
Entrevista realizada el 20 de octubre de 2020.