Estreñimiento Crónico I
Dr. D. Jesús Cuesta Monge, Vocal de la Sección de Medicina Privada, del Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara y Médico especialista en Anestesiología (Publicación 16/01/2015)
El estreñimiento es un síntoma, no una enfermedad: una de las causas más comunes de consulta en Atención Primaria y Especializada. Afecta al 12-20 % de la población española, más en la ciudad que en el campo.
Es el doble de frecuente en mujeres y el triple en sujetos mayores de 65 años frente a sujetos jóvenes.
Hablamos con propiedad de estreñimiento (del latín «restringere», estrechar) para referirnos a aquella circunstancia en la que hay menos de tres deposiciones semanales, siendo las heces escasas, duras y secas, asociada a una falta de deseo o necesidad de defecar. En las sociedades occidentales los límites normales de la frecuencia deposicional oscilan entre tres deposiciones/día como máximo y tres semanales como mínimo.
Consideramos estreñimiento una frecuencia semanal inferior a estas tres deposiciones para ambos sexos (componente objetivo). La mitad de la población que se autoconsidera estreñida expresa además la necesidad de un esfuerzo defecatorio excesivo y que sus heces son duras y de escaso volumen (componente subjetivo).
Reprimir el deseo consciente de la defecación de forma frecuente o continua acaba por alterar los mecanismos defecatorios y causa estreñimiento crónico.
También lo favorecen: una dieta inadecuada, la falta de ejercicio físico a diario, la obesidad y la toma crónica de ciertos fármacos, que enlentecen el tránsito intestinal.
El no desarrollar en la infancia el aprendizaje de los pasos y mecanismos de la fase voluntaria de la defecación favorece el estreñimiento en el adolescente y el adulto.
En general, cuando el estreñimiento dura más de tres meses, hablamos de estreñimiento crónico «habitual» o «mantenido», es decir, que se padece continuadamente. Cuando es problema es puntual, generalmente agudo, hablamos de «estreñimiento ocasional».
En cerca del 50% de los pacientes que consultan por estreñimiento, éste ya dura más de seis meses. Hay dos circunstancias que hacen acudir al médico: si es reciente y hay dolor de vientre, adelgazamiento o sangrado con las heces; y si es crónico y el paciente ve afectada su calidad de vida.
En ningún caso se puee recurrir a la automedicación.
¿Cuáles son los factores de riesgo de hacerse estreñido?
Son múltiples, destacando sobre todo cuatro, además de la toma de medicación:
1) Alimentación inadecuada.
2) Sedentarismo o inmovilidad.
3) Padecer obesidad o sobrepeso, que limitan la capacidad de movimiento y de hacer esfuerzos.
4) No hacer caso a «la llamada», no tener en cuenta o reprimir las ganas de defecar.
Y además, el riesgo es muy alto si estas circunstancias se dan a la vez, o cualquiera de las cuatro coincide en personas con ciertas características: edad avanzada, mujeres, multíparas, toman varios medicamentos, están afectos de depresión, tienen movilidad limitada o inactividad importante, son enfermas crónicas o padecen enfermedades graves (sobre todo diabetes, hipotiroidismo, enfermedades psiquiátricas, neurológicas, cardiacas, respiratorias u oncológicas).
Lo que sí debe hacer el paciente que se considera estreñido habitual es consultar a su médico de Atención Primaria inicialmente, y no tomar decisiones según le dicen otras personas o lee en páginas de internet publicitarias, sin ningún control sanitario.
¿Cuándo se precisan pruebas para diagnosticar las causas del estreñimiento?
Sobre todo cuando el interrogatorio y el examen físico del médico sugieren patología orgánica, sea benigna o maligna, en cuyo caso habrá que hacer análisis y exploraciones, preferiblemente endoscopia. También otras pruebas más específicas, propias de las unidades de motilidad digestiva de los hospitales de tercer nivel, cuando el estreñimiento crónico no responde a las medidas habituales y se ha descartado un trastorno endocrinológico, toma de medicación astringente (posible causa), trastorno psicológico o psiquiátrico o estrechez benigna o maligna colorrectal, mediante radiografías, “scaner” o TAC y colonoscopia.
En general, siempre se solicita un análisis de sangre completo. Si hay síntomas o signos de alarma (adelgazamiento, dolor nocturno, hemorragia, anemia, etc.) deben descartarse lesiones estructurales colónicas mediante estudio radiográfico o colonoscopia completa.
En los casos en que no se encuentra una lesión estructural y es pertinente (porque han fallado las medidas higiénico-dietéticas previas), el paciente debe ser remitido a un servicio de digestivo hospitalario con capacidad de realizar pruebas funcionales especiales.