Frenemos la epidemia de fracturas por osteoporosis
Juan Oscar Romanillos Arroyo
Vocal Médicos Tutores y Docentes
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara
Desde hace unos años se atienden alrededor de 300 fracturas de cadera anualmente en el Hospital Universitario de Guadalajara. Son las fracturas osteoporóticas más graves y ocurren normalmente en ancianos frágiles. Suelen requerir ingreso y cirugía. Sin embargo, menos de la mitad conseguirán recuperar su nivel de movilidad previo, lo que causa una gran dependencia y la necesidad de ayudas sociofamiliares, provocando además alrededor de un 20% de mortalidad al año.
Sabemos que hasta un 40% de ellos tenían ya fracturas previas osteoporóticas y que muchos volverán a sufrirlas. No es una situación nueva y a pesar de los avances médicos, el problema parece todavía imparable. ¿Por qué…?
El progreso sociosanitario ha permitido un envejecimiento progresivo de la población en los países desarrollados y España está a la cabeza mundial en este sentido. Esta situación ha provocado que dos enfermedades del aparato locomotor sean cada vez más prevalentes: la artrosis, que afecta a las articulaciones, y la osteoporosis, una enfermedad silenciosa que disminuye la resistencia de los huesos, facilitando fracturas por “fragilidad”, es decir, aquellas que ocurren con mínimos traumatismos.
Un problema es ya el hecho de que normalmente la población desconoce que tiene osteoporosis, lo que les hace más vulnerables a este tipo de fracturas. Las más frecuentes son las vertebrales, que ocurren incluso sin caídas, por simples esfuerzos. Sólo un tercio producen síntomas, como el dolor de espalda y la dificultad para moverse. Y de éstos sólo un tercio consulta al médico.
Pero no solo se rompen las vértebras y las caderas. Una de las fracturas más precoces, que puede alertar de esta enfermedad, son las fracturas del radio en la muñeca. En población más mayor ocurren también en el húmero a nivel del hombro. Muchas de estas fracturas se tratan sin necesidad de cirugía, de forma ambulatoria con yesos o inmovilizadores de hombro. Pero algunas necesitan ingreso y cirugía, como las de cadera y las periprotésicas, aquellas que ocurren en la proximidad de una prótesis o implante ortopédico previo.
Gran parte de estas fracturas curan bien, pero el problema es mayor de lo que parece: cada fractura por osteoporosis predispone más a otra nueva fractura, lo que se conoce como “la cascada de la fractura osteoporótica”: pacientes que van sufriendo sucesivamente fracturas que les encorvan y limitan progresivamente.
Si esto es grave, todavía lo es más el hecho de que ante este tipo de fracturas no se identifique ni se trate la causa, la osteoporosis. Esta circunstancia motivó que la Organización Mundial de la Salud declarara la primera década del siglo XXI, como “La década del hueso y las articulaciones”, para sensibilizar a toda la sociedad de este grave problema, considerado como una auténtica epidemia con un gran coste personal y de recursos sanitarios. Y ¿qué podemos hacer como sociedad para frenar esta epidemia de fracturas osteoporóticas?
En primer lugar, prevenir la osteoporosis, con una correcta nutrición desde la infancia y un estilo de vida saludable y activo. En segundo lugar, diagnosticando y tratando la enfermedad antes de la primera fractura. Para ello, los médicos pueden solicitar un estudio como la densitometría ósea en pacientes con factores de riesgo: menopausia precoz, peso menor de 60 kg, antecedentes de fractura de cadera en los padres, tratamiento crónico con corticoides, malnutrición, etc.
La aparición de una fractura osteoporótica ya es criterio diagnóstico y, paradójicamente, la mejor oportunidad para iniciar o mejorar el tratamiento y prevenir nuevas fracturas. Para ello se debe mejorar la funcionalidad, prevenir caídas, garantizar suficiente aporte de calcio y vitamina D (con dieta y suplementos alimentarios) e iniciar tratamiento con el fármaco más adecuado para la osteoporosis, antirresortivos u osteoformadores, según diferentes criterios médicos. Un adecuado tratamiento previene más del 70% de nuevas fracturas vertebrales y más del 50% del resto de fracturas.
Todos somos responsables de evitar la siguiente fractura osteoporótica: la población, los educadores y los profesionales y gestores de los sistemas sanitarios. Cuidemos nuestra salud.