Hablemos de Drogas
Dra. Dña. Nuria Esther Sanz Bonacho. Vocal de Administraciones Públicas del Colegio de Médicos de Guadalajara. Médico del Equipo de Valoración de la Dependencia de Guadalajara. (Publicación 31/07/2015)
Droga es un término vago que se asocia indistintamente a fármaco, elemento químico o sustancia nociva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), fármaco o droga es toda sustancia que introducida en un organismo vivo, puede modificar alguna de sus funciones. De manera más concreta la OMS considera droga en sentido estricto o droga de abuso a cualquier sustancia con efectos sobre el sistema nervioso central, capaz de generar un consumo abusivo y, en ocasiones, llevar a una situación de dependencia psicológica, física, o ambas. También tiene consecuencias sobre la conducta humana, afectando a la familia, el estudio o el trabajo, y a la propia concepción de la vida del que las consume.
Ninguna de estas definiciones distingue entre drogas legales e ilegales. Las principales drogas de abuso son la nicotina del tabaco, el alcohol, los opiáceos, el cannabis, los psicofármacos y las drogas de síntesis.
Las drogas afectan a la familia. Pueden afectar la convivencia familiar hasta límites intolerables y pueden destruir las relaciones sociales del individuo con su entorno.
El consumo de drogas se asocia con casos de agresiones y maltrato y con problemas con la justicia. Además se relacionan con accidentes, tanto de tráfico como laborales, y con absentismo laboral, por lo que tienen un elevado coste secundario. El coste sanitario para atender situaciones secundarias al consumo de drogas es también elevado.
Tradicionalmente, el consumo de drogas ilegales se asociaba a ambientes de marginalidad. Así era el perfil del consumidor de drogas en España en los años ochenta, cuando se disparó el consumo de heroína.
El nuevo perfil del consumidor coincide con el de una persona que suele estar bien integrada en su entorno, con cierto nivel cultural y que participa en la vida social. Y piensa que “controla”.
En los años setenta y ochenta el mundo de las drogas estuvo marcado por el uso intravenoso de heroína y sus problemas asociados. En la actualidad el consumo de drogas presenta nuevas formas y nuevos riesgos. Aunque sus efectos no sean tan visibles y dramáticos, las drogas siguen teniendo riesgos importantes para quien las toma.
Es la adolescencia la etapa en la que los riesgos de las drogas son mayores, pues los adolescentes son especialmente vulnerables a sufrir problemas por su consumo, ya que su organismo está en fase crecimiento, y su personalidad, aún en formación.
Tabaco, alcohol, cannabis, cocaína, éxtasis, speed, setas alucinógenas, LSD, GHB … El menú de drogas es amplio, así como los efectos que éstas producen, desde la relajación de los porros hasta las estimulación del éxtasis para aguantar intensas sesiones de baile. De entre todas ellas, son el alcohol, el cannabis y la cocaína las que más consumo tienen entre los jóvenes y adolescentes.
Es en la adolescencia cuando se producen los primeros contactos con las drogas. La media de inicio de consumo de tabaco y alcohol es a los 13 años. Entre los 14 y los 15 años se produce el inicio en el consumo de sedantes y cannabis, y entre los 15 y 16, de cocaína, anfetaminas, alucinógenos y éxtasis.
El alcohol, el tabaco y el cannabis son las drogas más cercanas y las que de forma más fácil llegan a los adolescentes. Por tanto, la prevención hay que empezarla con estas drogas.
El reto de prevenir el consumo de drogas y sus riesgos corresponde al conjunto de la sociedad.
Prevenir quiere decir que disminuya el número de personas que tienen problemas con las drogas, que éstos sean menos graves, y que no dejen secuelas. Cuando hablamos de adolescentes, el papel de la familia y la escuela es fundamental en la prevención.