La alimentación nos rodea
Dña. Diana Vanni Lorente, diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad Complutense de Madrid. (Publicación 22/05/2015)
Desde los principios del ser humano, la alimentación ha formado parte de nuestro día a día. En los inicios de la historia, alimentarse constituía una necesidad básica que se debía cubrir para mantener la vida. Éste concepto ha ido evolucionando, igual que lo han hecho las diferentes culturas y sociedades, hasta el día de hoy.
En nuestra sociedad actual, confluyen diversas formas de entender la alimentación o de utilizar los alimentos para nuestra conveniencia: no se deja de tener el instinto primitivo de supervivencia a través de la alimentación, aunque cada vez más olvidado o almacenado en nuestro inconsciente; utilizamos la alimentación como recurso en reuniones personales y laborales; y además buscamos, a través de ella un bienestar integral (biopsicosocial) aportando sustancias con propiedades fisiológicas más allá de las propiedades nutritivas, que no sólo cubran nuestros requerimientos y ayuden a prevenir y tratar ciertas patologías.
La alimentación y la nutrición son dos conceptos que están en auge y de los que se suele hacer especial mención en determinadas épocas del año, cuando puntualmente aparece o reaparece alguna patología que se puede ver influenciada por ellas, o cuando, a través de los medios de comunicación y otras redes sociales (incluyendo las más cercanas), se cuestiona la idoneidad o no de un determinado hábito arraigado en nuestra sociedad.
Pero ¿cuándo debe una persona preocuparse o, mejor dicho, ocuparse de su alimentación? Día a día, desde la mañana a la noche, los siete días de la semana, los doce meses del año. Encontrando un punto medio y un equilibrio. Sin olvidar que lo que se debe trabajar es el establecimiento de hábitos alimentarios saludables dentro de un estilo de vida propio y personal de cada individuo.
Y ¿cómo se sabe cuáles son los hábitos a modificar? Debe ser la valoración de un profesional cualificado y sus recomendaciones las que nos guíen hacia el cambio. Éstas deben ser personalizadas y adaptadas a cada persona, huyendo de frases hechas, mitos generalizados y demás soluciones rápidas y fáciles, casi milagrosas.
No es fácil decidir dónde o a quién acudir, cuando decidimos cuidarnos nuestra alimentación. Existe mucha información disponible, la mayoría de ella sin crédito pero llamativa. Cualquier persona nos habla del tema con toda la seguridad, pero hay que saber diferenciar lo que es una buena fuente de información y quién está cualificado para darla.
Por ello, desde las sociedades científicas y el medio sanitario, se recomienda recurrir a profesionales sanitarios cualificados en el campo de la alimentación, la nutrición y la dietoterapia, Nutricionistas- Dietistas o diplomados o graduados universitarios en Nutrición Humana y Dietética. Profesionales con los conocimientos, la cualificación, la capacitación y la seguridad sanitaria y legal, con la que debe tratarse un tema tan delicado como nuestra salud a través de la alimentación.
Y es que, lo que para unos es, simplemente, comida para otros es salud.