La epilepsia. El mal sagrado
Autor: Antonio Yusta Izquierdo. Vicepresidente del ICOMGU y Neurólogo del Hospital Universitario de Guadalajara.
La epilepsia es una enfermedad que se caracteriza por crisis epilépticas recurrentes. Hay que distinguir entre epilepsia como enfermedad y las crisis epilépticas. El sufrir una crisis epiléptica no significa que se sufra de epilepsia.
Cuando se produce una lesión en el cerebro o en determinadas alteraciones del metabolismo o intoxicaciones, este va a reaccionar dejando de funcionar (se producirá un coma) o excitándose, dando lugar a las crisis epilépticas. Así, una crisis epiléptica se producirá porque un grupo de neuronas (las células mayoritarias del cerebro), se irritan formando el llamado foco epiléptico. Las crisis epilépticas pueden ser de tres tipos:
1.- Crisis generalizada: en las que el paciente pierde súbitamente la conciencia y pierde el tono postural cayéndose al suelo. Inmediatamente después se contraen todos los músculos de su cuerpo llegando poder morderse la lengua. Segundos después se producen las convulsiones de las extremidades. La duración no es más de dos minutos, quedando el paciente profundamente dormido o desorientado, hasta varias horas. Durante el episodio puede haber relajación esfinteriana. La duración de la crisis se considera hasta que terminan las convulsiones, a partir de entonces se denomina periodo postcrítico.
2.- Crisis focales: en este tipo de crisis no se pierde la conciencia ni el tono postural. El paciente es consciente en todo momento de lo que le ocurre. Los síntomas dependerán de dónde se localice le foco epiléptico. Si se localiza en el área cerebral que regula el movimiento se producirá contracciones musculares en una mano o en un pie. Si se localiza en el área que recibe los estímulos sensitivos aparecerá sensaciones como “hormigueo” o “entumecimiento”. Si se localiza en áreas que están implicadas en la memoria, se producirán sensaciones de lo que estamos viviendo ya lo hemos vivido o que una situación conocida no la hemos vivido antes.
3.- Crisis parciales complejas: en este tipo de crisis el paciente se “desconecta del medio”, se puede quedar con la mitrada fija y realizar movimientos automáticos como “chupeteo”, tragar de manera repetida, frotarse las manos, etc.. En estas crisis el foco se localiza en un área específica del cerebro, el lóbulo temporal. El tener una crisis epiléptica no significa que se vaya a sufrir de epilepsia.
Intoxicaciones por drogas, consumo de alcohol, trastornos metabólicos, etc., pueden producir crisis epilépticas y una vez que elimina el problema no volver a sufrirlas más. Así el 10% de la población va a sufrir una crisis epiléptica a lo largo de su vida y solo el 1% de la población padecerá de epilepsia.
La epilepsia siempre ha producido un estigma social en las personas que la sufren. Incluso algunos epilépticos han sido condenados a la hoguera por creer la sociedad donde vivían, que estaban endemoniados. Sin embargo, la mayoría de los enfermos epilépticos pueden llevar una vida normal y desarrollar una actividad plena física e intelectualmente. Así a largo de la historia ha habido personajes que han influido en el pensamiento y en el desarrollo de la humanidad, como Isaac Newton o Santa Teresa de Jesús.
El tratamiento de la epilepsia ha tenido un gran avance en la última década. En la actualidad tenemos múltiples fármacos antiepilépticos con los que podemos individualizar y personalizar el tratamiento. Así ser diferente si se es hombre o mujer en edad fértil; si la epilepsia afecta a un niño o a un anciano, si el enfermo sufre otras enfermedades o no, etc.
Aproximadamente el 60% de los pacientes con epilepsia tendrán controladas sus crisis epilépticas con uno o dos fármacos. En determinadas circunstancias se pueden realizar intervenciones quirúrgicas para extirpar el foco epiléptico. También es importante que se guarde un adecuado descanso nocturno (dormir al menos 7 horas al día y siempre las mismas), no consumir alcohol ni drogas, saber manejar situaciones estresantes, etc. Se debe de eliminar el estigma social de la epilepsia. Son personas que en la gran mayoría de los casos no van a sufrir crisis epilépticas con adecuado tratamiento van a ser tan productivos para la Sociedad como los individuos sin epilepsia.