La pandemia que nos viene
Antonio Yusta Izquierdo
Neurólogo y vicepresidente
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara
La enfermedad de Alzheimer es la demencia degenerativa más frecuente. Desde que se describió hace poco más de 100 años, ha aumentado la incidencia en la población debido al envejecimiento progresivo de la misma. En la actualidad se calculadla que alrededor de 400.000 personas en España la sufren. Esta cifra irá progresivamente aumentando al aumentar la expectativa de vida de la población. Se calcula que hacia el año 2050 se convertirá en una de las enfermedades más prevalentes y con más alto coste socioeconómico.
Antiguamente se hacía una diferenciación entre demencia presenil y senil, poniendo la frontera en los 65 años. Ahora este término es obsoleto, ya que todo es debido a la misma enfermedad con causas fisiopatológicas iguales.
¿A quién ataca la enfermedad de Alzheimer?
Como se ha dicho, es más frecuente en personas de más edad. No hay diferencia entre ser hombre o mujer, ni entre grupos étnicos. Así en la población entre 65 y 70 años el 1% sufrirá de esta enfermedad. Este porcentaje se irá duplicando cada 5 años. Así entre 70 y 75 es el 2%, entre 75 y 80 es el 4 %, entre 80 y 85 es el 8 % y entre 85 y 90 es el 16% y entre 90 y 95 el 32%.
¿Por qué se produce la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, es decir, un grupo de neuronas degeneran antes de lo previsto. Estas neuronas están localizadas en áreas del cerebro que van a gobernar los recuerdos, la capacidad para hablar, la capacidad para manejar utensilios, etc.
¿Cuáles son los síntomas más habituales de la enfermedad?
Al ir degenerando las neuronas de las áreas descritas, lo más habitual es que el paciente comience con dificultad para recordar cosas que se le acaben de decir, persistiendo el recuerdo de hechos autobiográficos de hace años. Otra queja frecuente es la dificultad para la expresión verbal. Un dato importante es que estos pacientes, cuando pierden el recuerdo, no lo vuelven a recodar, aunque se les dé pistas, al contrario de lo que ocurre en personas con ansiedad.
El lenguaje se hace más impreciso. Si tiene que denominar un vaso, no le sale la palabra exacta y describe para que se utiliza el objeto (para beber), en vez de decir la denominación exacta (es lo que se conoce como circumloquio).
Cuando evoluciona la enfermedad el enfermo es incapaz de planificar cosas sencillas como el ir a la compra, o si le gustaba la cocina encuentra muy difícil hacer platos que antes hacía con facilidad (función ejecutiva). Progresivamente se produce una desorientación, primero temporal, luego espacial y por último, en estadios más avanzados, incluso de su propia persona.
En algún momento de la evolución pueden sufrir alucinaciones visuales y trastornos de conducta con irritabilidad e incluso agresividad contra sus cuidadores. Estos últimos síntomas producen una gran alteración en la convivencia familiar y sobrecarga para el cuidador lo que producirá la institucionalización del paciente en una Residencia.
En las últimas etapas de la enfermedad el enfermo se puede olvidar incluso de caminar, los movimientos se harán cada vez más torpes, con progresiva dificultad para comer y tragar. Estos síntomas producirán un encajamiento del paciente y, por último, el fallecimiento.
¿Cuál es el manejo y los tratamientos de esta enfermedad de Alzheimer?
Desgraciadamente para las enfermedades neurodegenerativas, como lo es la enfermedad de Alzheimer, no hay una cura definitiva.
Hay tratamientos que ralentizan la progresión de la enfermedad, sobre todo en los primeros cinco años desde su diagnóstico, pero no paran la evolución.
En la enfermedad de Alzheimer se pierden neuronas y al disminuir el número de estas células cerebrales, también van a disminuir sus conexiones entre ellas, que se denominan sinapsis. La pérdida de estas sinapsis es la que nos va a producir los síntomas. La estimulación cognitiva, mantener la mente activa, leer, relacionarse con los amigos, el deporte, el baile, etc.., van a favorecer la creación de nuevas sinapsis y por tanto que haya más reserva funcional, lo que producirá un retraso en la aparición de los síntomas o una ralentización del deterioro cognitivo.
También una alimentación adecuada, rica en ácidos grasos omega 3 (pescado azul, etc.), se ha demostrado que puede impedir la rapidez del deterioro cognitivo.
Cuando aparecen los trastornos de conducta con irritabilidad es necesario controlar estos síntomas, ya que producen un importante deterioro de la convivencia y de la calidad de vida de los pacientes y, sobre todo, de sus cuidadores.
¿Se puede prevenir la enfermedad de Alzheimer?
Esta enfermedad se produce por factores genéticos sobre los que actúan factores ambientales. Las personas que tienen antecedentes de padre o madre con enfermedad de Alzheimer tienen el doble de riesgo que los individuos sin estos antecedentes. Estos factores genéticos son más importantes cuando la enfermedad aparece antes de los 60 años. Así se han descrito varias alteraciones genéticas en los cromosomas 1, 14 y 21 que van a dar lugar a la enfermedad de Alzheimer en pacientes de menor edad (40 a 50 años).
Se ha demostrado que sufrir hipertensión arterial y diabetes son un factor de riesgo para sufrir un deterioro cognitivo que dará lugar a la demencia. Por tanto es fundamental el control de estos factores de riesgo cardiovascular con tratamientos médicos y dieta adecuada.
Por último y no menos importante, es la necesidad de apoyar a las familias en las que uno de sus miembros padece esta enfermedad. Hay una frase que dice que la enfermedad de Alzheimer “destruye el cerebro del paciente y el corazón cie las familias”. En ocasiones, el cuidado de estos enfermos lleva “25 horas” al día, por lo que es necesario que el cuidador principal tenga descanso y que la sociedad se haga partícipe de los cuadros, orquestando asistencia con cuidadores profesionales o estancias en Residencias con especial dedicación a estas personas, para así favorecer el descanso del cuidador y la mejora de la calidad de vida, no solo de este último, sino también del enfermo con demencia.