¡¡Larga vida a los MediCid y su mesnada!!
La excursión del pasado domingo tuvo un color especial. No solo porque el sol de febrero brilló con fuerza durante toda la caminata, deshelando los charcos y templando los cuerpos, sino porque la compañía y el ambiente fue excepcional. Nuestros amigos Los Medicid, contagiaron con su entusiasmo a Cristina y juntos organizaron una ruta de Anguita a Luzón que resultó inolvidable para todos.
Comenzamos el fresco día tomando el autobús en Guadalajara, gozando de las palabras del cronista de la provincia y otorrino jubilado, Antonio Herrera Casado. Micrófono en mano, ilustró el viaje en autobús con algunas notas históricas contadas de una manera entretenida. Así, supimos de las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar y de la historia más remota de la calle Mayor de la Celtiberia, como Herrera Casado apodó al tramo que más tarde recorreríamos.
Llegados a Anguita nos recibió el alcalde, Santos Ballesteros, quien nos abrió las puertas del Ayuntamiento y del salón de plenos, donde hace más de 200 años se fundó la Diputación Provincial. Tras un par de piezas musicales aderezadas con vino dulce y rosquillas caseras, cortesía de Inés, nos dirijimos al bar El Cantón, donde Jose nos esperaba con la tortilla recién hecha, los choricillos humeantes y las barritas energéticas (también llamadas torreznos) preparadas. Algunos cataron la bota de vino, otros tomaron un café y todos cogieron energía suficiente para emprender la marcha.
La caminata nos condujo a Luzón sin abandonar ni un momento el curso del río Tajuña, muy cerca ya de su nacimiento natural. Tuvimos ocasión de ver las Cuevas de Langorza, donde el Cid se resguardó con su mesnada, la Torre de los Moros y Campo Taraz, así como vislumbrar los restos de la ciudad celtibérica de La Cava, que sin duda merece una visita aparte por su extensión y valor arqueológico. En Luzón nos recibió Javier, quien nos abrió el museo de los Diablos nos contó el origen de la tradición e inmortalizó al grupo sentado en los antiguos pupitres de la escuela de la localidad. Después, la comitiva se dirigió a la plaza del pueblo, donde los Medicid tomaron sus instrumentos y tocaron sin cesar, amenizando el almuerzo de los excursionistas y consiguiendo que algunos comenzaran a hacer la digestión al ritmo de Paquito el Chocolatero o el corro de la patata.
Nos lo pasamos tan bien y nos sentimos tan honrados con la presencia de tan ilustres acompañantes, que desde aquí les invitamos a que se unan a nuestras excursiones tantas veces como quieran, ya sea con dulzaina o sin ella. ¡¡Gracias!!
A continuación reflejo el Cantar e los MediCid que resume nuestra aventura:
Lo que dijo el Cid a todos les complace;
del castillo que tomaron todos ricos se parten.
Los moros y las moras bendiciéndolo están.
Se van Henares arriba a toda velocidad,
cruzan por la Alcarria y siguen adelante,
por las cuevas de Anguita ellos pasando van.
Cruzaron los ríos, entraron a Campo Taranz.
por esas tierras abajo a toda velocidad,
Lo que Antonio dixera a todos agradaba
Dulzainas y Cantón anuncian la alborada
Con ansias de camino pasan las atalayas
Desde Anguita a Luzon se van en desbandada
Cuevas de Langorza y luego de la Cava
Remontan el Tajuña por la peña Horadada,
En Luzón con los diablos celebran dulzainada,
Con un buen yantar hasta Wad-al-hayara .