Los trastornos lipídicos
Autor: José María Brihuega Rodríguez. Médico de Familia y Secretario del Ilustre Colegio de Médicos de Guadalajara
Se denominan trastornos lipídicos a cualquier alteración en los niveles normales de los lípidos en sangre, fundamentalmente el aumento de los niveles de Colesterol y de Triglicéridos, aunque también es destacable la disminución del colesterol HDL. Es importante hacer un diagnóstico precoz de estas alteraciones por su gran importancia como factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.
El colesterol es una molécula cuya función principal es la de formar parte de la estructura de las membranas de las células de nuestros órganos y tejidos. Sin embargo, un incremento importante de colesterol en sangre conlleva a su depósito en las arterias. Este es el primer paso para la formación de placas de ateroma, que con el tiempo van a producir ateroesclerosis, es decir, un estrechamiento o endurecimiento de las arterias. Si los depósitos de colesterol se producen sobre las arterias coronarias el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular es mucho mayor. Las moléculas de colesterol viajan por el torrente sanguíneo unidas a dos tipos de lipoproteínas: – Lipoproteínas de baja densidad o LDL y las Lipoproteínas de alta densidad o HDL.
Los valores analíticos a tener en cuenta son los siguientes:
– Colesterol total: Límite superior por debajo de 200 mg/dl (para menores de 18 años por debajo de 180 mg/dl) – Colesterol LDL: Límite superior por debajo de 130 mg/dl
– Colesterol HDL: Valores inferiores a 40 mg/dl indican un mayor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular
En el caso de los triglicéridos, el límite superior es por debajo de 150 mg/dl. El descenso de los niveles de Triglicéridos se consigue instaurando una dieta baja en azúcares y grasas. El tabaco, el alcohol y el sedentarismo también están implicados en la hipertriglicidemia.
Por su parte, la ateroesclerosis producida por el acúmulo de colesterol en las arterias es la causa subyacente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y vasculares periféricas.
Causas de la Hipercolesterolemia
Aproximadamente un 20% de la población tiene niveles de colesterol elevados. Entre las causas destacan:
– Causas genéticas: son las hipercolesterolemias primarias y presentan un carácter familiar hereditario. Se pueden diferenciar tres enfermedades distintas: La hipercolesterolemia familiar, la hiperlipidemia familiar combinada y la hipercolesterolemia poligénica.
– Causas secundarias: Por otras enfermedades: el hipotiroidismo, enfermedades hepáticas, enfermedades renales y por tratamiento con progestágenos y esteroides.
En cuanto a la dieta, los hábitos inadecuados en la alimentación son una de las causas más importantes de la aparición de hipercolesterolemia.
Recomendaciones para el control del colesterol
El tratamiento para controlar el colesterol de un paciente va a depender del riesgo de enfermedad cardiovascular que presente. Así sin factores de riesgo añadido, con valores algo elevados el tratamiento irá dirigido a modificar ciertos hábitos como evitar dietas altas en grasa, fomentar la realización de ejercicio físico, reducir sobrepeso y abandonar el hábito del tabaco. En cuanto a la dieta se establecerá teniendo en cuenta una serie de puntos:
– Reducir al máximo los alimentos con exceso de colesterol como pueden ser mantequilla, embutidos, vísceras, carnes de cerdo, cordero y caza, quesos curados y semicurados y la leche entera.
– Fomentar el consumo de alimentos ricos en grasas insaturadas, tanto monoinsaturadas como el aceite de oliva; como poliinsaturadas presentes en pescados, frutos secos y aceites vegetales como el de girasol. Estas grasas insaturadas disminuyen los nivel de colesterol LDL y aumentan los niveles del colesterol HDL.
Tratamiento farmacológico
Existen cuatro familias de medicamentos hipolipemiantes: estatinas, fibratos, ezetimiba y resinas. EL tratamiento con medicamentos hipolipemiantes se hará en función de los valores analíticos de colesterol en sangre, de la presencia de más factores de riesgo cardiovascular y/o de historia familiar de enfermedad cardiovascular o de trastornos lipídicos. Estos medicamentos no llegan a curar la hipercolesterolemia, sólo mantienen los niveles de colesterol dentro de los límites de normalidad. Además, la realización de análisis de laboratorio periódicos es necesaria para controlar la eficacia terapéutica del tratamiento, y siempre que se esté tomando un tratamiento hipolipemiante se debe mantener una dieta sana, hacer ejercicio y evitar el tabaco.