Mordeduras de animales
Dr.D. Ramón Viana López, Tesorero-Contador del Colegio de Médicos de Guadalajara. (Publicación 10/01//2014)
Casi todas las mordeduras están provocadas por animales domésticos relacionados con la victima (mascota propia o de algún conocido), los perros son los responsables en más del 85% de las agresiones, siguiendo en frecuencia las mordeduras por gatos. En menor proporción tenemos las mordeduras por otros animales como caballos, ratas, cerdos, vacas, murciélagos, animales exóticos y animales salvajes.
Mas del 50% de las víctimas son menores de 14 años, siendo estos los que sufren las lesiones más graves, y esto, sin duda, por la característica infantil de falta de conciencia a la exposición de un factor de riesgo y el desconocimiento, por omisión, de las personas que los tienen a su cargo.
Valorando la situación, los niños suelen ser agredidos al compartir sus juegos con el animal, aunque también están las desencadenadas tras el castigo físico de la mascota.
Las características del animal también influyen en el sentido de que determinados estados fisiológicos (celo, lactancia, parto, temor, estrés) acentúan la agresividad, imputable en muchos casos al tipo de raza: Pit-Bull, Doberman, Rottweiler, Dogo Argentino, muchos instruidos en la defensa. En los últimos años existe un incremento en la incidencia de mordeduras graves, en parte debido a la tendencia a convivir con perros de mayor tamaño y agresividad.
La mayoría de los accidentes implican las extremidades, sobre todo las superiores, la cabeza y el cuello le siguen en frecuencia, sobre todo cuando el individuo agredido es de talla baja.
La mortalidad es relativamente baja, siendo la complicación más frecuente la infección local de la herida, no siendo infrecuentes las fracturas y las lesiones estéticas del rostro.
CLINICA
Las lesiones provocadas por los animales pueden dividirse en tres categorías: abrasiones, heridas punzantes y laceraciones con o sin avulsión de tejidos. La herida punzante es el tipo más frecuente de lesión sobre todo en la mordedura del gato, e implica un alto grado de infección dada la profundidad de la misma.
COMPLICACIONES INFECCIOSAS
Existe una diferencia fundamental entre mordeduras de perro y de gato, pues estas últimas tienden a infectarse en más de la mitad de los casos.
Son varios los factores que motivan una alta probabilidad de infección: la heridas puntiformes profundas, las heridas en la mano, las heridas que afectan las articulaciones, tendones o ligamentos, los estados inmunológicos deficitarios.
Los organismos que causan infección en una herida por mordedura provienen de la flora bacteriana habitual de la boca, que son inoculados en los tejidos más profundos por los dientes.
ACTITUD Y ENFOQUE TERAPEUTICO
Es necesario conocer el tipo de animal (doméstico, salvaje, desconocido), su estado de vacunación, su estado clínico, y la posibilidad de examinarlo y hacer un seguimiento clínico del animal durante 10 días.
Es primordial conocer el estado previo de salud de la víctima, haciendo énfasis en la existencia de trastornos inmunes (diabetes, quimioterapia, toma de corticoides).
Debe practicarse un lavado de la herida lo antes posible tras el ataque, si no sangra profusamente, con agua corriente y jabón, durante unos cinco minutos. Luego se cubre con un apósito estéril. Si sangra se aplicara presión a través de un paño o apósito limpio. Durante las próximas 48 horas se debe observar el área de la mordedura para ver si hay signos de infección (dolor, hinchazón, aumento del enrojecimiento)
Se debe contactar con un profesional médico cuando: la persona ha sido mordida por un animal salvaje o desconocido, cuando se desconoce el historial de la vacunación antitetánica, si se presenta inflamación, enrojecimiento, dolor o pus; si la mordedura afecta a la cara, cuello o manos, o si la lesión es extensa o profunda.
La vacunación antirrábica se considerará en función del estado de vacunación del animal y de la existencia o no de casos en la comunidad.
PREVENCION DE LAS MORDEDURAS
No dejar niños pequeños solos con una mascota. No tratar de separar perros que se están peleando. Dejar tranquilos a los animales cuando comen. Llevar las mascotas con correa y bozal en presencia de personas. Mantener correctamente vacunado al animal.