NUEVO PARTE MÉDICO: Aumento de fracturas, exceso de derivaciones y listas de espera: consecuencias del COVID-19 en Traumatología
TRAUMATOLOGÍA
Rodrigo Guijarro Guijarro
COL nº 191903244
Charlamos con el Jefe de Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Universitario de Guadalajara, Rodrigo Guijarro Guijarro, para analizar los cambios que ha sufrido su servicio tras casi dos años de pandemia. Para ello, comenzamos con una recapitulación desde la llegada del COVID-19 a nuestro país:
Al principio se suprimieron las consultas presenciales y se comenzó con la consulta telefónica, una modalidad que duró poco tiempo ya que en Traumatología la consulta telefónica es complicada, sobre todo con los pacientes que tienen fracturas.
En cuanto se pudo comenzamos a hacer consulta presencial de mañana y tarde con menos pacientes y poco a poco se ha ido normalizando la situación en la medida de lo posible. Se ha intentando no sobrecargar la consulta, a pesar que de que ha crecido muchísimo la derivación desde Atención Primaria y otras especialidades, entre otras cosas porque a Traumatología se la ve como la especialidad del dolor. Hemos intentado mandar información a Atención Primaria, recordando que el traumatólogo no es el médico del dolor, sino que es el cirujano del aparato locomotor, por lo que se deberían derivar exclusivamente aquellas patologías que requieren una solución con tratamiento quirúrgico.
En cuanto al quirófano, ha disminuido muchísimo la actividad, como en todas las especialidades. A esto se une un aumento considerable de las fracturas, lo que ha hecho que aumenten las listas de espera. Se han ido realizando intervenciones preferentes que no pueden esperar, sobre todo infecciones y fracturas, que intentamos llevar al día. Se ha conseguido operar en urgencias, donde han aumentado las intervenciones, sobre todo en el caso de fracturas de cadera y en fracturas que no son demasiado complejas.
En cuanto al funcionamiento diario, se ha cerrado el acceso a las consultas desde la calle para que los pacientes pasen un filtro e intentar limitar el acceso al hospital en la medida de lo posible. A pesar de ello, compartimos sala de espera con Oftalmología, y en algunas ocasiones ha habido más gente de la que nos habría gustado. En resumen: han aumentado muchísimo las derivaciones y en cuanto al quirófano se ha reducido la actividad, al tiempo que han aumentado mucho las fracturas. Además, estos momentos surgen pacientes no demorables que dan positivo por COVID-19, lo cual complica la situación, ya que si un paciente programado en lista de espera, aunque sea preferente, da positivo, no puede ser operado hasta que se negativiza. Sin embargo, hay ocasiones que hay pacientes que no son demorables y no queda más remedio que operarlos aunque sean positivos.
Hemos intentado hacer ortopédico todo aquello que se puede, sobre todo en pacientes positivos y en pacientes con clínica respiratoria o infecciosa, aun siendo negativos, ya que cada vez es más complicado el separar positivos de negativos, sobre todo en la sexta ola, con la cantidad de contagios y de gente positiva asintomática.
¿A qué se debe el incremento de las fracturas?
No lo tenemos claro. En cuanto a niños y en cuanto a adultos jóvenes, creemos que el confinamiento ha podido aumentar el estrés y en los mayores la osteoporosis, la torpeza. En el caso de las personas mayores, gente que tenía una movilidad limitada o con cierta dificultad, el haber estado dos o tres meses parado en casa sin hacer una vida completamente normal ha disminuido la actividad física y eso aumenta la inestabilidad y por lo tanto las caídas. A esto se une el efecto del temporal Filomena, que fue un auténtico desastre por número de fracturas y el aumento de la actividad en la calle, que eleva los accidentes traumatológicos.
¿Cómo impactó la primera ola en el Servicio de Traumatología? ¿Tuvisteis que echar una mano a otras especialidades?
En las semanas más duras de la pandemia prestamos ayuda al servicio de Medicina Interna y a los médicos intensivistas, sobre todo para hacer labores administrativas o de información a familiares, ya que el acceso a la zona de hospitalización estaba restringido. Nosotros no tomábamos decisiones médicas salvo asuntos puntuales, pero liberábamos a los intensivistas e internistas en cuanto a información telefónica a familiares. Las guardias de Traumatología no se suprimieron pero el confinamiento redujo drásticamente el número de accidentes, por lo que aprovechábamos esas guardias para cambiar escayolas y operar las fracturas que no eran demorables.
¿Qué cambios se han notado en el día a día del servicio?
A partir del mes de mayo de 2020 se normalizó relativamente la situación pero hemos estado cerca de un año sin tener sesiones clínicas, salvo la sesión de pase de guardia, que se mantuvo. Durante un tiempo, sobre todo en el verano del 2021, con la situación más normalizada, se intentó que la asistencia fuera obligatoria para no mantener las rutinas de la pandemia. Sin embargo, la sexta ola ha hecho mella en los profesionales, con muchas bajas durante el mes de diciembre por COVID.
¿Qué decisiones habéis tomado para reducir el uso de camas o los tiempos de hospitalización?
Dependiendo de la ocupación que teníamos y de cómo estaba el hospital, se establecían niveles de preferencia, valorando si la intervención era demorable y el número de días de ingreso y luego, una vez que quedaba algún hueco que no se ocupaba con urgencias diferidas o con pacientes preferentes por indicación médica, se iban seleccionando de los más antiguos de la lista de espera, dependiendo de la cantidad de días de ingreso que precisaran. Además, cuando empezamos a sufrir la escasez de camas, especialmente en casos de fracturas de caderas, utilizamos el Instituto de Enfermedades Neurológicas (IEN) para asistencia secundaria, es decir: los pacientes ingresaban en el hospital, se les operaba, se les hacía el control radiológico y las primeras curas y una vez que se veía que no precisaba una asistencia tan estricta en cuanto a transfusiones o quirófano se le derivaba al IEN, donde podían hacer su rehabilitación y había un geriatra que los veía. Los traumatólogos bajaban a diario para resolver las dudas de auxiliares y enfermeras o del geriatra y se procuraba que de allí los pacientes se fueran a casa o a una residencia temporal durante unos meses.
Esta solución, que se vio que era una buena idea no ha podido mantenerse, aunque nos habría gustado que así fuera porque descongestionaba las camas del hospital, pero no ha podido ser.
¿Qué sensaciones os transmiten los pacientes?
Lo que más nos deprime es el aumento del tiempo en lista de espera. En el caso de pacientes que están en una baja médica pendientes de una cirugía, llega un momento que se les cumple el tiempo para estar de baja y tienen que pasar a una incapacidad permanente o darse el alta. El problema es que cuando parece que conseguimos salir de una ola entramos en la siguiente y eso unido al aumento de fracturas que ha habido dificulta mucho la situación. Teníamos cierta ilusión de que a partir del día 10 de enero pudiéramos incrementar la actividad quirúrgica a costa de disminuir la actividad en consulta, pero de entrada se han suprimido los quirófanos de tarde por falta de personal, aunque también por falta de camas. El alto número de bajas por positivos en el personal está empezando a ser una tragedia a la hora de cubrir los servicios, cosa que no había pasado en olas anteriores.
Hace ya un año que se puso la primera vacuna en nuestro país y estamos inmersos en plena sexta ola ¿Cómo se vive esto desde dentro?
El esfuerzo en la vacunación ha valido la pena. Vemos que no hay tanta gente mala, tanto en UCI como en Cuidados Intermedios y podemos operar con garantías pacientes positivos sin que empeore el pronóstico al estar vacunados. Percibimos una decepción clara en la población, que nos recrimina que no estamos haciendo lo suficiente. En el caso de patologías funcionales de columna, el estrés y la afectación neurológica o psíquica influye muchísimo y esa gente lo está pasando muy mal. Hacemos lo que podemos en unas condiciones duras, con profesionales sacrificando su tiempo libre o sus vacaciones y algunos pacientes piensan que solo estamos atendiendo COVID.
¿Qué hemos aprendido después de dos años de pandemia?
Estamos mucho más acostumbrados a trabajar con pacientes COVID y la vacuna ha hecho su trabajo. Tengo la esperanza de que con el alto número de contagios, unido a la vacunación, se produzca la inmunización de la población y podamos recuperar la normalidad, proveyendo los medios necesarios para que eso pueda suceder. Va a costar mucho recuperar esto y y necesitamos personal para ello.
*Esta entrevista fue realizada el 7 de enero de 2022 vía telefónica.