NUEVO PARTE MÉDICO: “Estamos preparados para la que venga, hemos aprendido mucho desde el inicio de la pandemia”
MEDICINA INTERNA
Lorenzo Sánchez Martínez
COL nº191903094
Alfredo Espinosa Gimeno
COL nº192851081
Dos años de pandemia han sido suficientes para revolucionar nuestras vidas y cambiar nuestra manera de ver el mundo y de enfrentarnos a los problemas. En el caso del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Guadalajara, sus responsables lo tienen claro: “ha cambiado todo”. Charlamos con el Jefe del Servicio, Lorenzo Sánchez Martínez y con el Jefe de Sección, Alfredo Espinosa Gimeno, para analizar cuáles han sido las transformaciones concretas de Medicina Interna y cómo han afectado a los profesionales.
Una vez superada la primera ola de la pandemia, en la que todos los esfuerzos se concentraron en paliar los efectos de la enfermedad en los pacientes más graves, el servicio vivió un aumento muy importante de las derivaciones por parte de Atención Primaria. Según explica Lorenzo Sánchez, las derivaciones por parte de Atención Primaria aumentaron sensiblemente, por lo que desde el Servicio de Medicina Interna se creó una consulta ex profeso denominada MIN Entradas, que se encargaba de valor a los pacientes procedentes de Atención Primaria en un plazo que variaba entre 3-7 días.
Mientras tanto, en los medios de comunicación utilizan frecuentemente la denominación de Covid Persistente, una terminología que no convence al Jefe de Sección de Medicina Interna, quien insiste en que la infección por coronavirus es una infección aguda que no tiende a cronificarse, aunque pueden quedar secuelas: “en el caso de pacientes que han sufrido una neumonía grave puede producir una fibrosis pulmonar o una insuficiencia respiratoria y sobre todo secuelas de la afectación pulmonar. También se dan una serie de consecuencias psicológicas en pacientes que han estado mucho tiempo ingresados o aislados de la familia, lo que les ha creado una cierta ansiedad o depresión, algo que no es exclusivo del covid sino que ocurre también en otras enfermedades infecciosas. A nuestro modo de ver, el término de “covid persistente” es erróneo, aunque sí existen secuelas orgánicas y psicológicas en el caso de afectaciones graves”.
Aunque actualmente hay diez pacientes con Covid en el Hospital de Guadalajara, la situación dista muchísimo de la vivida en la primera ola, en la que el Hospital se centró casi exclusivamente en paliar los efectos de la pandemia. Entonces, la mayoría de las especialidades tendieron la mano a los internistas, neumólogos y geriatras, ayudándoles en labores administrativas y de información a familiares, así como en aquellas tareas médicas que era posible. Desde el Servicio de Medicina Interna quieren reiterar su agradecimiento a todos los compañeros médicos que facilitaron su tarea en aquellas duras semanas: “tuvimos la suerte de contar con grandísimos profesionales de otras especialidades y estamos muy agradecidos. Sin ellos todo habría sido mucho más difícil”.
Inmersos en plena sexta ola, todo ha cambiado mucho, según explica el Jefe de Sección: “Estamos más habituados al manejo de estos pacientes y contamos con una estructura mucho mayor. Los problemas de disponibilidad de EPIS que sufrimos al principio han desaparecido y ahora todo está mejor organizado con plantas y personal especializado en covid: se ha habilitado al 7ªA con una UCRI de cuidados respiratorios intermedios para aquellos pacientes que están más graves pero que no precisan un ingreso en la UCI. Cuando es necesario habilitar otro espacio como la 9ªA
o la 9ªB, la hemos ido abriendo, dado que estamos familiarizados con el procedimiento y tenemos una estructura y una capacidad de adquirir materiales mucho mayor que en la primera ola”.
Respecto al tratamiento de la enfermedad también ha habido variaciones, tal y como explicaba el Dr. Espinosa: “se han desarrollado anticuerpos monoclonales que evitan el ingreso en la primera fase de la enfermedad en pacientes que presenten un alto riesgo de progresión de la enfermedad. Se trata de unos anticuerpos producidos en el laboratorio que se comportan de una forma similar a los que produce el ser humano y ayudan al sistema inmunitario a reconocer y a responder de manera más efectiva frente al SARS-COV-2, neutralizando la propagación del virus en el organismo.
La EMA autorizaba el uso de estos tratamientos a mediados de noviembre pero por el momento son difíciles de adquirir en el hospital. Cuando se produce la reacción inflamatoria grave, el tratamiento farmacológico es básicamente el mismo que al principio (Dexametasona, Tozilizumab, Baricitinib), con algunas nuevas incorporaciones, todavía no disponibles en la actualidad.
En cuanto a los efectos de la vacuna, los resultados son esperanzadores: “en estos momentos de la pandemia hay un
porcentaje no despreciable de pacientes no vacunados en UCI. Debemos tener en cuenta que es como la vacuna de la gripe, es decir, que tienes menos posibilidades de adquirir la enfermedad y en tal caso menos probabilidad de ponerte malo. Aunque no cubre un 100% previene una barbaridad. De no estar vacunados, la 6ª ola habría sido mucho peor que la primera. El porcentaje de vacunados en la población es mucho mayor, pero la variante Ómicron es mucho más transmisible, por lo que el número de pacientes también asciende. La infección es menos severa pero al afectar a un porcentaje más alto de la población, hay un pequeño porcentaje que desarrolla la enfermedad de manera grave”.
Mientras tanto, los profesionales del Servicio van esquivando la enfermedad o al menos van escalando los contagios, sin que las bajas afecten significativamente al día a día. Lorenzo Sánchez reconoce que están cansados, pero que están preparados para lo que venga: “Ahora mismo tenemos un 30% de pacientes con Covid cuando en el mes de octubre era de un 5%. Eso sí, hemos notado que cambia el motivo de ingreso: no ingresan por neumonía sino que tienen Covid e ingresan por otras patologías. Estamos cansados pero nos sentimos preparados, aunque esperamos que si llegan nuevas olas sean más benignas en cuanto a intensidad y cantidad”.
Por su parte Alfredo Espinosa es de la opinión de que esta epidemia pasará a parecerse a la gripe: “sería muy útil que se creara una red de vigilancia similar a la de la gripe. Se está trabajando en ello y se avanzará una vez pase la sexta ola. No habría que hacer tantas pruebas y se podría valorar la incidencia real de la enfermedad. En estos momentos, la comunidad científica atraviesa una fase complicada tanto a nivel científico como epidemiológico ya que los antivirales orales que se habían mostrado efectivos lo eran para la variante Delta sobre población no vacunada cuando ahora mismo en España la variante dominante es la Ómicron y la mayoría de la población está vacunada. Aunque los resultados no se pueden extrapolar a la situación actual la ciencia sigue avanzando y cada paso es importante”.
Entrevista realizada el 10 de enero de 2022.