Qué pasa con los jóvenes y el alcohol en Guadalajara
Dra. Dña. Natacha Hernández Pérez, Vocal de Jovenes y promoción de empleo, del Colegio de Médicos de Guadalajara (Publicación 17/04/2015).
Soy un médico que trabaja en la provincia de Guadalajara. Presto mis servicios tanto en centro de salud urbano como rural y en el hospital. Estoy preocupada y mucho por la situación que vivimos con nuestro jóvenes: consumos de alcohol excesivo, drogas blandas que con inicios en edades tempranas abren puertas a drogas duras, trastornos de conductas que cada vez presenciamos más en los servicio de urgencias y visitas domiciliarias que nos solicitan.
Mover una ambulancia con médicos, enfermeros, movilizar una unidad de la UVI móvil, servicio de Policía Nacional y hasta en ocasiones los bomberos para que puedan acceder a la vivienda son situaciones que vivimos muchas veces en Guadalajara. Claro, estas cosas no se saben, no salen a la luz, no somos Madrid. Pues me pregunto muchas veces, ¿que estamos haciendo mal?: tantos recursos, tan caros, dejando desprovista a la ciudad de la unidad de la UVI móvil, por una borrachera… por supuesto que asistiremos y que haremos nuestro trabajo lo mejor posible, pero… ¿qué pasa con ese chico de 14 años que llega muchas veces en coma etílico al hospital?, ¿Qué pasa con esos padres que lo único que hacen es dar besos y decir “pobres”?, o ¿es que echamos la culpa a los colegios, a los amigos y malas compañías?
Quiero que os preguntéis si debemos tomar cartas en el asunto. Las virtudes y los vicios son hábitos que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida, son un aprendizaje que desde edad muy temprana, el ser humano va asimilando, tanto para lo bueno como para lo malo.
Hay jóvenes a los que les cuesta trabajo comprometerse. Un joven puede comprometerse para hoy, pero ¿cómo puede comprometerse para el mañana?
En esta sociedad que nos ha tocado vivir, hay un exceso de consumismo, hay un mucho de adicción, que generalmente suele llevar a una dependencia.
El joven necesita el encuentro con el otro, pero hay muchos que mezclan este encuentro con el consumo de ciertas sustancias (alcohol, cocaína, hachís, etc.) porque sin ellas son incapaces de integrarse en determinados grupos donde la pertenencia a ellos conlleva el asemejarse al cabecilla y si se le pregunta por qué bebe, las respuestas pueden ser varias: “Bebo porque así lo hace la pandilla”, “Bebo porque necesito colocarme para disfrutar de la fiesta”, “Bebo porque me ayuda a olvidar, a solucionar problemas”, “Bebo para pasar el rato y no aburrirme”, “Bebo para no sentirme rechazado por el grupo”, “Bebo para relacionarme con otros que también beben”
El alcohol, podemos decir que forma parte de nuestra cultura. Ahora decimos que es la cultura de la noche. Vivir la noche – asociada a fiestas, bailes, música, encuentros y mundos de ensoñación; se tiene en la mente la cultura social heredada con relación al alcohol: Un buen disolvente – engrasa la relación, Un buen quita miedos – presta fortaleza.
El consumo de alcohol en nuestros jóvenes está creando alarma social. El fenómeno del botellón en la adolescencia comporta el estar en tierra de nadie, pagar una cuota de incorporación, gran vulnerabilidad, frustraciones de ánimo….
Se ha abandonado el carácter virilizante del alcohol; hoy es un buen agregador social: si bebes te igualas
Si alguno de vosotros os veis reflejados en esta situación, pedid ayuda, no dejéis que la sociedad se pudra. Pensad que son vuestros hijos, este camino puede hacerse largo y duro, pero las recompensas con las flores las recogeremos después.
Decía La Bruyere: La mayor parte de los hombres emplean la primera parte de su vida en hacer miserable el resto de ella