Realidades sobre el Alcohol
Dra. Dña. Nuria Esther Sanz Bonacho. Vocal de Administraciones Públicas del Colegio de Médicos de Guadalajara. Médico del Equipo de Valoración de la Dependencia de Guadalajara. (Publicación 26/06/2015)
El alcohol es una droga depresora del Sistema Nervioso Central que inhibe progresivamente las funciones cerebrales. Afecta a la capacidad de autocontrol, produciendo inicialmente euforia y desinhibición, por lo que puede confundirse con un estimulante.
El principal componente de las bebidas alcohólicas es el etanol o el alcohol etílico. La graduación de una bebida indica, aproximadamente el volumen de alcohol etílico que contiene, así una botella de vino de 15º contiene un 15% de alcohol puro.
El alcohol ingerido en una bebida se absorbe en el aparato digestivo, y de ahí pasa a la circulación sanguínea, donde puede permanecer hasta 18 horas. Finalmente se elimina a través del hígado. La presencia continuada de alcohol en el organismo y su consumo repetido es responsable de la mayoría de las lesiones que el alcohol produce en el organismo, como la cirrosis hepática o las encefalopatías.
Pocos minutos después de haber bebido, pueden aparecer una serie de efectos cuya intensidad varía en función de la cantidad ingerida y las características de cada persona. Por orden de aparición serían los siguientes: Desinhibición, euforia, relajación, aumento de la sociabilidad, dificultad para hablar, dificultad para asociar ideas, descoordinación motora y finalmente, intoxicación aguda.
Los efectos del alcohol dependen de la cantidad consumida, pero existen unas circunstancias que los pueden acelerar o agravar:
-La edad: Los jóvenes son más sensibles a los efectos del alcohol sobre actividades de planificación, memoria y aprendizaje, y son más “resistentes” que los adultos a los efectos sedantes y a la descoordinación motora.
-El peso y el sexo: El alcohol afecta de modo más grave a las personas con menor masa corporal. La mujer suele pesar menos, por lo que menores cantidades de alcohol pueden generarle más daños que al varón.
-La cantidad y rapidez de la ingesta: A mayor ingesta de alcohol en menor tiempo, mayor posibilidad de intoxicación.
-La combinación con bebidas carbónicas (tónica, colas) acelera la intoxicación.
-La ingestión simultánea de comida enlentece la intoxicación pero no evita ni reduce los daños al organismo.
-La combinación con otras sustancias, como los tranquilizantes, relajantes musculares y analgésicos, potencia los efectos sedantes del alcohol. Cuando se combina con cannabis se incrementan los efectos sedantes de ambos.
El consumo de alcohol durante los fines de semana, sobre todo entre los jóvenes, se ha convertido en un problema de salud pública. El consumo excesivo de alcohol puede provocar graves trastornos físicos, psicológicos y del comportamiento. El riesgo de padecer estos trastornos a lo largo de la vida es mayor cuando el consumo se inicia en la adolescencia.
Los problemas derivados del abuso de alcohol pueden producirse tanto a corto como a largo plazo.
A CORTO PLAZO:
-Se puede llegar a intoxicación etílica, que puede provocar un coma e incluso la muerte
-Favorece conductas de riesgo, ya que el alcohol desinhibe y produce una falsa sensación de seguridad. Por eso está relacionado con accidentes de tráfico y laborales y con prácticas sexuales de riesgo, que pueden llevar a contraer enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
A LARGO PLAZO:
El consumo excesivo de alcohol puede provocar conflictos familiares y sociales y problemas de salud, entre los que destaca la hipertensión arterial, gastritis, úlcera gastrointestinal, cirrosis hepática, cardiopatías, encefalopatías, cáncer, alteraciones del sueño, agresividad, depresión, disfunciones sexuales, deterioro cognitivo, demencia, psicosis.
Una de las consecuencias más graves del consumo excesivo de alcohol es el alcoholismo o dependencia alcohólica. Se trata de una enfermedad que se caracteriza por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas a un nivel que interfiere con la salud física y mental de la persona y con sus responsabilidades familiares, laborales y sociales.
El riesgo de desarrollar alcoholismo depende de varios factores:
-La vulnerabilidad individual
-La edad de inicio
-La cantidad que se bebe
Cuando el consumo se concentra en períodos cortos de tiempo, como en el fin de semana, los riesgos y daños del organismo aumentan