Seamos responsables
Nuria Esther Sanz Bonacho
Vocal de Administraciones Públicas
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara
El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud elevó la situación de emergencia de salud pública generada por la expansión del Covid-19 a nivel de pandemia internacional. Las circunstancias extraordinarias que concurren constituyen una crisis sanitaria sin precedentes y de gran magnitud tanto por el elevado número de personas afectadas como por el extraordinario riesgo para sus derechos.
La gravedad de la crisis sanitaria llevó a la necesidad de declarar el Estado de Alarma para la gestión de dicha crisis, en la que han tenido que decretarse medidas limitativas de la libertad de circulación, medidas de contención en el ámbito educativo, en la actividad comercial y cultural, actividades de hostelería y restauración y de lugares de culto y ceremonias tanto civiles como religiosas, todo ello con el fin de proteger la salud de los ciudadanos y contener la progresión de la enfermedad. Nunca antes habían tenido que tomarse unas medidas tan estrictas y de forma tan generalizada.
Además de todas estas medidas normativas, reguladas tanto por el Gobierno Central como por las Comunidades Autónomas a través de las Consejerías de Sanidad correspondientes, se nos dan unas recomendaciones para, a nivel individual, evitar los riesgos de propagación de la enfermedad Covid-19, así como la propia exposición a dichos riesgos, que, aunque son por todos conocidas, merece la pena recordar, dada la importancia de su cumplimiento en la disminución o en la evitación de la transmisión de la infección:
-Mantener la distancia de seguridad recomendada, 1,5-2 metros
-Usar mascarilla
-Higiene correcta de manos, mediante lavado frecuente y uso de geles hidro-alcohólicos autorizados
-Ventilación frecuente de los espacios cerrados
-Vigilancia estrecha de síntomas compatibles con el Covid-19 (fiebre, tos, dificultad respiratoria, falta de gusto u olfato) y comunicación inmediata a los servicios de salud.
Si una persona tiene clínica sospechosa y se pone en contacto con su médico y le realiza una prueba diagnóstica que resulta positiva, la persona deberá guardar aislamiento al menos durante 10 días, así como sus contactos estrechos. Es de gran importancia mantener el aislamiento, ya que al tratarse de una enfermedad transmisible no es sólo un problema individual, sino que es un problema de salud pública y de nuestro comportamiento individual va a depender la infección de otras personas, en las que puede manifestarse la enfermedad con síntomas más graves, incluso requerir de ingreso hospitalario, y en el peor de los casos incluso con resultado de muerte, y además puede tener repercusión sobre el número de casos y la tasa de incidencia acumulada de una población determinada.
Nunca antes el comportamiento individual ha tenido tanta repercusión a nivel colectivo. Si en un momento dado, debido a la situación epidemiológica no se pueden reunir más de 6 personas y siempre manteniendo las medidas de prevención y una no lo da importancia y se junta con un grupo superando el límite permitido y sin mantener las medidas de prevención, otra persona puede contagiarse y a lo mejor no tener síntomas y seguir haciendo vida normal, pero puede transmitir la infección en su entorno laboral o personal, teniendo repercusiones importantes., ya que alguna de las personas con las que tenga contacto, sí puede adquirir la enfermedad incluso de forma grave, además del trastorno que puede suponer en el entorno laboral el que haya varios contagiados o que varias personas tengan que hacer cuarentena, con el perjuicio que ello puede suponer para dicha actividad. El contagio por un comportamiento irresponsable puede implicar tener que cerrar un negocio, una instalación deportiva, un Servicio de Estancias diurnas para personas mayores, un Centro Ocupacional para personas con discapacidad, tener que prohibir las visitas y las salidas en residencias, incluso aunque no haya ningún caso en la residencia, si ésta se encuentra en una localidad declarada de riesgo alto.
La tan deseada vacuna supone un frente de contención importante frente a la transmisión de la pandemia, pero hasta que su administración cubra un mayor porcentaje de la población, debemos seguir con las medidas de prevención sin bajar la guardia.
Tenemos que vivir sin miedo, pero con precaución. Ninguna actividad tiene riesgo cero, que es asumible, pero debemos ser responsables y cumplir las normas, por nosotros y por nuestro entorno. Nunca como ahora la RESPONSABILIDAD individual ha significado tanto SOLIDARIDAD colectiva.
Si todos ponemos nuestro granito de arena pronto podremos contener la pandemia y recuperar la tan deseada normalidad.