Seguimos abiertos
Autor: Ángel José Cajal Clemente
Vicepresidente
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara
Se ha extendido un bulo (¡uno más!) sobre la falta de atención a los pacientes en los Centros de Salud y que estos se encuentran cerrados.
Ya el 10 de marzo (cuando comenzó la pandemia) las instrucciones de Dirección Médica fueron claras: no se cierra ningún Centro de Salud. Y así seguimos.
Durante los meses siguientes, con el Estado de Alarma en vigor, se suspendió la actividad programada con la presencia del paciente y se pasó a una atención telefonica con seguimiento del paciente por esta vía. En los Centros se continuó con la atención presencial a las urgencias, con la extracción de sangre a embarazadas, enfermos oncológicos, avisos domiciliarios no demorables como urgencias o curas y vacunación a los pacientes pediátricos.
En algunos Centros se instauro un equipo de Triaje para poder separar a los pacientes con síntomas respiratorios que acudían a los centros, del resto de pacientes urgentes o no demorables.
En los Centros más rurales tuvimos el problema añadido de los pacientes de otras comunidades que se quedaron confinados en los pueblos y que solicitaban atención médica. A esto hay que sumar la suspensión de muchas consultas y pruebas hospitalarias o el cambio de día de las mismas, lo que supuso una sobrecarga de llamadas a los centros.
Con la desaparición del Estado de Alarma se han reorganizado las consultas de los médicos, que van a ser telefónicas a demanda (donde solucionamos el motivo de la llamada y si debemos ver al paciente lo citaremos a continuación de manera presencial) y telefónicas programadas (donde hacemos un seguimiento de las patologías crónicas, recetas, bajas laborales, solicitud de innumerables justificantes y de las altas hospitalarias) y luego realizamos la atención domiciliaria. En las zonas rurales hay que atender además a los pacientes con patología urgente que acuden al centro.
A esto hay que sumar el seguimiento de los pacientes sospechosos o confirmados de COVID-19, la realización de PCR y de los resultados de las pruebas, su comunicación a epidemiologia y, por si fuera poco, con la vuelta al colegio de los niños, surgen problemas cuando un alumno da positivo al virus y hay que aislar y llamar a padres, compañeros de clase y resolver dudas del profesorado que nos consulta (porque también tenemos que tener un responsable COVID para los colegios e institutos).
A todo esto, hay que sumar que los equipos de Atención Primaria están con menos personal, ya sea por vacaciones o baja laboral (que suplen los compañeros ante la falta de médicos y enfermeras sustitutos).
Respecto a las consultas telefónicas, han llegado para quedarse: disminuyen el riesgo de contagio, evitan desplazamientos, solicitud de permisos laborales, esperas, permiten evaluar si el paciente necesita una visita presencial posterior, el profesional no necesita estar físicamente en el centro sanitario pudiendo llamar desde otras consultas (sobre todo en el medio rural) y además los problemas de baja complejidad son consultas más cortas que las presenciales.
Pero también tienen sus inconvenientes: algunas consumen mas tiempo que las presenciales ya que no podemos ver ni explorar físicamente al paciente, sobre todo cuando no lo conoces, lo que genera un grado de incertidumbre al profesional, dificultades de comunicación con muchos pacientes sobre todo nuestros mayores por sordera, falta de habilidades de comunicación, falta de comprensión por parte del paciente…
Si queremos continuar con esta forma de trabajo y con la segunda oleada del virus encima es importante suplir la falta de medios (sigue habiendo faltas de material), debería aumentarse el numero de profesionales al teléfono y los pacientes deben tener actualizados sus datos personales sobre todo los teléfonos.
Si no solucionamos estos problemas, el colapso de los centros de salud será real, no un bulo.
Mientras tanto SEGUIMOS ABIERTOS.