Tosferina
AUTOR: Dr. José María Brihuega Rodríguez, médico de familia y secretario del Colegio de Médicos de Guadalajara
La tosferina es una enfermedad infecciosa provocada por la bacteria Bordetella pertussis altamente contagiosa que ocasiona una tos violenta e incontrolable que puede dificultar la respiración. A menudo se escucha un sonido “convulsivo” profundo cuando la persona trata de inspirar.
En países desarrollados, la vacunación sistemática durante los primeros años de vida redujo drásticamente la incidencia. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un resurgimiento de la enfermedad en estos países, con un desplazamiento a ciertos grupos de edad, como adolescentes y adultos jóvenes. Estos últimos son la fuente de contagio habitual del otro grupo más afectado, los lactantes pequeños, los más vulnerables para presentar formas graves y necesidad de hospitalización.
Las posibles causas de este fenómeno son la pérdida de la inmunidad posvacunal a los 6–8 años de la última dosis y la disminución del refuerzo natural, debido a la alta cobertura de la vacuna. Esto da lugar a una bolsa de población formada por adolescentes y adultos jóvenes susceptibles.
La frecuente atipicidad de la clínica en adolescentes y adultos, unida a las dificultades para la confirmación microbiológica, contribuyen al infradiagnóstico y la propagación de la infección en la comunidad. Un mejor reconocimiento clínico y la aparición de nuevas pruebas diagnósticas, como la reacción en cadena de la polimerasa, podrían mejorar el diagnóstico y, con ello el control de la enfermedad.
Síntomas
Los síntomas iniciales son similares a los del resfriado común. En la mayoría de los casos, se presentan aproximadamente una semana después de la exposición a la bacteria.
Los episodios graves de tos comienzan alrededor de 10 a 12 días más tarde. En los bebés y niños pequeños, la tos a veces termina con un “estertor”, sonido que se produce cuando la persona trata de tomar aire.
Los episodios de tos pueden llevar al vómito o a una breve pérdida del conocimiento. Siempre se debe pensar en la posibilidad de tosferina cuando se presenta vómito con tos.
Otros síntomas de tosferina incluyen: aumento de secreción nasal, fiebre de hasta 39º y diarrea.
Tratamiento de la tosferina
La eritromicina, antibiótico de la familia de los macrólidos, ha sido y es la primera opción, aunque también se pueden usar otros antibióticos de la misma familia como la claritromicina o la azitromicina.
Los antibióticos mencionados, pueden hacer desaparecer los síntomas más rápidamente si se inicia el tratamiento a tiempo. Desafortunadamente, la mayoría de las personas reciben el diagnóstico demasiado tarde cuando los antibióticos no son tan efectivos. Sin embargo, los medicamentos pueden ayudar a reducir la capacidad de la persona para contagiar la enfermedad a otros.
Los bebés menores de 18 meses requieren constante supervisión, ya que la respiración puede detenerse temporalmente durante los ataques de tos. Los bebés con casos graves se deben hospitalizar pues tienen el mayor riesgo de complicaciones, como neumonía, hemorragia nasal, infecciones de oídos e incluso convulsiones entre otras.
Prevención
La vacuna DTaP, una de las vacunas infantiles recomendadas, protege a los niños contra la infección de tos ferina. La vacuna DTaP se les puede administrar a los bebés sin problema. Con frecuencia, se administran a niños de las siguientes edades: 2 meses, 4 meses, 11 meses, y a los 6 años. Así mismo la vacuna DTaP en embarazadas entre las semanas 27 y 36 del embarazo (preferiblemente entre las semanas 28 y 32) reduce en un 75% el riesgo de que los bebés de menos de 2 meses presenten tosferina.
Durante un brote de tos ferina, los niños menores de 7 años que no hayan sido vacunados no deben asistir a la escuela ni a reuniones públicas. También deben ser aislados de alguien que se sepa o se sospeche que está infectado. Esto debe durar hasta 14 días después del último caso notificado.