Van a operar a mi niño con catarro
Durante los meses de otoño e invierno se produce una elevada incidencia de infecciones de la
vía aérea superior en la edad infantil. Esto hace que un porcentaje importante de los pacientes
pediátricos que se presentan a cirugía presenten síntomas respiratorios en el momento de
operarse o en las semanas previas. Recibir una anestesia general bajo esta condición, supone
un riesgo aumentado de aparición de eventos adversos respiratorios durante la fase
perioperatoria que se prolonga hasta las seis semanas después de haber sufrido una infección
respiratoria por la persistencia de la hiperreactividad bronquial de la vía aérea.
En la mayor parte de las ocasiones estas complicaciones son leves y de fácil manejo, en otras
ocasiones, las menos, surgen entidades clínicas graves que aumentan la morbimortalidad y
generan un incremento del gasto sanitario por estancias hospitalarias prolongadas y la
necesidad de aplicar recursos adicionales.
Las infecciones de vías aéreas superiores se definen porque cursan con rinorrea, estornudos,
congestión nasal, tos, odinofagia o fiebre. Siendo los rinovirus los más frecuentes, se puede
sumar la posibilidad de una sobreinfección bacteriana. El anestesiólogo tiene en cuenta tanto
esta infección aguda en el momento de ser anestesiado o si ha cursado una infección en las
dos semanas previas, puesto que también tiene implicaciones. Cerca de la mitad de los niños
que se presentan a una cirugía electiva tienen antecedentes de un cuadro catarral en las seis
semanas previas a la cirugía, y entre un 20 y un 40% de los niños tienen una infección
respiratoria activa el día de la cirugía.
En un estudio publicado en 2010 se concluyó que la tasa de eventos adversos con anestesia
general en cirugía electivas se situaba en un 25-29% en infecciones recientes o agudas y que
este riesgo pasaba a un 8-12% si la infección pasó ente 2-4 semanas previas a la cirugía. La
morbilidad asociada a estos procesos respiratorios producen un aumento de los costes
hospitalarios por el aumento de los días de hospitalización (la mayoría de estos procesos se
hacen con cirugía ambulatoria sin ingreso), y un mayor coste por episodio quirúrgico. A esto se
suma la problemática familiar por el absentismo escolar, laboral y la preocupación que nos
genera siempre el paciente pediátrico.
A la hora de evaluar a un niño es necesario indagar en la existencia de factores de riesgo que
se asocian con mayor frecuencia a eventos adversos respiratorios en el perioperatorio como
son la edad, prematuridad, asma, hiperreactividad bronquial, infecciones con secreción nasal
importante fiebre o tos. Además un factor muy importante son los fumadores pasivos.
Hay otros factores asociados al riesgo, propios de la cirugía, como son la cirugía
otorrinolaringológica, cirugía de la cara, cuello y cirugías cardiacas, torácicas y abdominales
altas.
Las ultimas guías recomiendan suspender la cirugía en caso de mucosidad abundante o
purulenta, fiebre y alteración del estado general, y reevaluar pasadas 2 semanas después de
los síntomas.
En conclusión, si nuestro paciente pediátrico esta pendiente de una cirugía electiva, debemos
prevenir en la medida de lo posible la aparición de cuadros respiratorios, seguir los consejos de
nuestros pediatras, esperar al menos entre 2 y 6 semanas tras la resolución del cuadro
respiratorio y avisarlo para restructurar la programación.