Vitamina D y salud ósea
Ramón Viana López
Tesorero/Contador
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara
Desde su descubrimiento, hace ya un siglo, se ha avanzado mucho en el conocimiento de esta vitamina.
Actualmente sabemos que es algo más que una “vitamina”, de hecho se trata en realidad de un complejo sistema endocrino similar al de otras hormonas. La vitamina D3 (Colecalciferol) es el nutriente fisiológico que es sintetizado en la piel a partir de otro compuesto por acción de la radiación ultravioleta. Esta forma de producción representa alrededor del 80-90% del aporte al organismo, el resto se obtiene de la alimentación.
Existe otra forma de aporte nutricional llamada vitamina D2 que se encuentra en pequeñas cantidades en alimentos de origen vegetal, levaduras y hongos. La vitamina D es una hormona que el cuerpo necesita para formar hueso y fortalecer nuestro esqueleto. Es por eso que el cuerpo solo puede absorber calcio, el componente principal del hueso, cuando esta vitamina está presente en nuestro organismo en niveles adecuados. Pero no solo influye en el metabolismo del calcio y el fósforo sino que también modula diferentes procesos fisiológicos en otros órganos y sistemas, como por ejemplo, el músculo, el sistema inmune, el aparato cardiovascular o el páncreas, y regula el crecimiento celular y secreción hormonales todo el organismo.
Hoy en día sabemos que la deficiencia o funcionamiento anómalo de este sistema hormonal se asocia no sólo a osteoporosis, raquitismo u osteomalacia, sino también con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, inmunológicas, dermatológicas, metabólicas, depresión, infecciones, infertilidad, e incluso cáncer.
La Vitamina D se encuentra naturalmente en muchos alimentos, los lácteos (leche entera, yogures, queso), los huevos, la mantequilla y la margarina, la carne y las vísceras, pescados azules, cereales integrales y verduras como la borraja.
La cantidad de vitamina D que se genera en la piel depende de muchos factores, incluidos la hora del día, la estación, la latitud y la pigmentación de la piel. Se recomienda en la población caucásica una exposición solar diaria de 15 minutos en cara y brazos con empleo de crema en la piel con factor de protección 15-30 según la latitud y la intensidad de la radiación.
Muchos adultos no se exponen de forma regular a la luz solar y tiene problemas para producir esta vitamina. Sin vitamina D, los huesos pueden volverse frágiles y fracturarse por traumatismos mínimos que en condiciones normales no tendrían ninguna consecuencia. Si el cuerpo no obtiene una cantidad suficiente de vitamina del sol o de los alimentos podría ser necesario un suplemento externo. Tomada en dosis adecuadas, bajo supervisión médica y analítica, se puede considerar muy segura. Tomada en demasiada cantidad en forma de suplementos puede ser dañina (cálculos renales, arritmias cardiacas, debilidad, confusión, estreñimiento, pérdida de apetito, náuseas, vómitos).
Para una buena salud ósea también se recomienda acompañar el suplemento de vitamina D con una ingesta adecuada de calcio y ejercicio físico de moderada intensidad, especialmente en pacientes con osteoporosis o riesgo de sufrir caídas o fracturas.