¡Ya llegó el verano!
Dra. Dña. Alicia Martín Flores, Vocal de Atención Primaria Rural, del Colegio de Médicos de Guadalajara (Publicación 3/07/2015).
El tan esperado periodo estival ya está aquí, y debemos de tomar una serie de precauciones que el resto del año no precisamos. Nuestro organismo tiene mecanismos para compensar los cambios de temperatura, y el aumento de la temperatura ambiental lo trata de contrarrestar con:
– El aumento de la sudoración (un ser humano puede perder hasta 1,5 litros de sudor a la hora).
– La vasodilatación periférica, los vasos sanguíneos cercanos a la piel se dilatan para que más sangre esté cerca de la piel favoreciendo la transferencia al ambiente del exceso de calor.
Los mecanismos del control de la temperatura del cuerpo no funcionan adecuadamente en edades extremas de la vida (bebés, niños y ancianos) y tampoco en personas con enfermedades del corazón, de los pulmones, del riñón, del hígado, diabetes, obesidad, alcoholismo… entre otras. Es por esto que hay que prestar especial atención a estas personas y protegerles de manera más estricta.
El calor puede producir calambres en los músculos del abdomen y de las extremidades debido a la pérdida de sales y electrolitos, mientras que la sensación de agotamiento se debe a la deshidratación corporal, que puede dar lugar a una sed intensa, cefalea, vértigo, cansancio, irritabilidad, hipotensión, taquicardia e hiperventilación.
Más grave es el síncope, trastorno que indica que hay un aporte insuficiente de sangre, oxígeno y glucosa en el cerebro que el afectado describe como una sensación de vahído, con visión borrosa y hasta desequilibrio corporal.
La recuperación suele ser rápida y se aconseja colocar al afectado en posición horizontal, tumbado sobre una cama para facilitar que el organismo se reponga y vuelva a la normalidad.
La manifestación más grave es el golpe de calor, que se produce cuando la temperatura corporal sube por encima de los 40,5 grados, lo que puede causar daños en las estructuras cerebrales y en el sistema de regulación corporal, con riesgo de que se produzca la muerte.
En todos los casos en los que se adviertan problemas relacionados con el calor hay que trasladar al afectado a la sombra, mantenerle con la cabeza un poco en alto, refrescarle con compresas de agua fría incluso hielo en la cabeza y darle agua siempre que esté consciente, además de llamar al médico si fuese necesario y no se repusiera.
Precauciones a tomar con las altas temperaturas:
1. Una hidratación adecuada. Con el sudor perdemos líquidos y electrolitos que deberemos compensar bebiendo frecuentemente agua y/o zumos naturales, a poder ser. Lo que debemos evitar tomar en cualquier caso son bebidas alcohólicas, pues el alcohol interfiere directamente en el mecanismo de control de temperatura central del cuerpo, favoreciendo una mayor deshidratación.
2. Evitar la exposición solar. Hay que llevar la cabeza cubierta, y permanecer a la sombra durante las horas de mayor calor. Si por motivos laborales hay que permanecer al sol, hay que tratar de realizar descansos periódicos a la sombra.
3. Disminuir la actividad física que realizamos en las horas centrales del día. Lo ideal sería como se ha hecho siempre en los pueblos, echarse la siesta tras la comida un par de horas. Y si queremos hacer deporte, hay que madrugar o esperarse a la caída del sol, pues el ejercicio físico aumenta la temperatura interna corporal, la pérdida de líquidos y sales de nuestro cuerpo, favoreciendo la deshidratación.
4. Usar prendas de vestir holgadas, ligeras y transpirables.
5. Evitar comidas abundantes.
6. Refrescarse frecuentemente mediante la ducha.
7. No permanecer al sol dentro de un vehículo parado.
Se podrían resumir en tratar de permanecer a la sombra, prestando especial atención a niños, enfermos y ancianos a los que hay que ofrecer agua frecuentemente a pesar de que no la soliciten.