La temporada senderista culminó por todo lo alto
El grupo de senderismo del Colegio de Médicos de Guadalajara concluyó ayer una temporada más de excursiones con una animada marcha entre Sigüenza y Alcolea del Pinar, en un ambiente festivo. Como ya es tradicional, una vez al año desde que iniciaron su aventura, los MediCid se unieron a la caminata para amenizar a los senderistas con sus dulzainas y su tamboril.
La jornada comenzó en la localidad de Sigüenza con un alegre pasacalles por las calles Cardenal González de Mendoza y Calle Mayor. Tras un baile en la Plaza Mayor, con la Catedral de fondo, el grupo se encaminó hacia el Castillo, despertando la curiosidad de los más madrugadores. Encabezados por el veloz MediCid Juanjo Palacios, el grupo descendió hasta el Oasis y se adentró en el famoso pinar de Sigüenza. Allí se cruzaron con multitud de seguntinos que aprovechaban la primera hora de la mañana para hacer su paseo “con la fresca”. Siguiendo el camino de los romeros, el grupo llegó hasta el Santuario de Nuestra Señora de La Salud. Allí realizaron una pequeña visita al templo, donde sonaron con fuerza las dulzainas de Octavio Pascual y José Miguel Llorente. Algunos caminantes decidieron interrumpir su marcha en este punto, tras 6,5km de caminata. En el caso de Carlos Royo, cuarto médico de los MediCid, completó con mucho esfuerzo este tramo, en un reto personal digno de aplauso.
El resto de los caminantes continuaron su camino hacia la pequeña localidad abandonada de Jodra del Pinar, donde hay una curiosa iglesia románica, cuya construcción se remonta al siglo XII. Llenado de cantimploras, cata de la bota de Cristina y vuelta al camino en busca de Estriégana a la orilla del Río Dulce. El paisaje calizo del Dulce dibuja un valle abierto, preámbulo del precioso cañón que forma el cauce del río aguas abajo, antes de llegar a Pelegrina. Se trata de un tramo desconocido del Río Dulce, rico en cereales, con juncos y otras plantas de ribera y pequeñas laderas completamente tapizadas de vegetación. Los caminantes llegan a Estriégana, donde muchos deciden subirse al autobús. Los más aventureros disfrutan de un precioso camino que discurre a la sombra, entre las encinas, en un bosquecillo precioso que no se advierte desde la carretera. Aunque el calor aprieta, este último tramo seduce a los caminantes, que llegan a Alcolea del Pinar de buen humor, deseosos de celebrar su hazaña en el Hotel Avis, al otro lado de la carretera. Allí les recibe Dioni, un hostelero de toda la vida, que les ofrece un curioso lugar para degustar un generoso aperitivo: choricillos, torreznos y tortilla de patata. Entre el huerto de Dioni y el de otras personas del pueblo, los MediCid vuelven a desenfundar sus instrumentos y tocan con ganas y sin prisa. Los caminantes, embriagados por la alegría de de una gran temporada de senderismo que llega a su fin, cantan y bailan con entusiasmo. Ya en el autobús continúan las canciones, que hacen un recorrido por el cancionero español de los últimos cincuenta años.
Se da la curiosa circunstancia de que el tramo recorrido, entre Sigüenza y Alcolea del Pinar, carece de justificación histórica o literaria para su inclusión en el Camino del Cid y obedece a razones turísticas. En su periplo, Rodrigo Díaz de Vivar pasó por Castejón del Henares y de ahí pasó a las Cuevas de Hita, sin que la Ciudad del Doncel esté nombrada en el Cantar. El trayecto, señalizado a la perfección con las marcas blancas y rojas del GR-160, puede seguirse sin dificultad sin necesidad de seguir ningún track y ofrece bonitos paisajes, sin grandes desniveles y pistas amplias, fáciles de caminar.
Muchas gracias a Dolores Jiménez del Val por las gestiones con Dioni, a José María Alonso Gordo por coordinar a los MediCid y a Fernando Rodríguez de la Fuente, por recuperar la cámara de Cristina, siempre testigo de las Aventuras Senderistas del Colegio de Médicos. El año que viene, más y mejor.