La Homeopatía
Dra. Dña. María José Nadal Blanco, vocal de Atención Primaria Urbana del Colegio de Médicos de Guadalajara y Coordinadora del Centro de Salud Cervantes. (Publicación 20/02/2015)
En el momento actual, la homeopatía es una alternativa farmacológica en clara expansión especialmente en Europa, donde más de 250.000 médicos prescriben medicamentos homeopáticos de manera sistemática. Francia es el país donde se consumen más medicamentos de este tipo. De hecho 2 de cada 3 franceses prefieren utilizar fármacos homeopáticos en lugar de los fármacos tradicionales. Además, el 66% de las madres de familia francesas optan por la homeopatía en el tratamiento de sus hijos.
De hecho, se calcula que si Francia retirase la homeopatía del sistema público de salud su gasto farmacéutico se multiplicaría por cuatro. Bélgica, Suiza, Gran Bretaña y Alemania también tienen integrada la homeopatía en sus sistemas públicos de salud. Por su parte, España, está empezando a sumarse a esta tendencia expansiva. Actualmente, en nuestro país, prescriben homeopatía la gran mayoría de los médicos deportivos, el 36% de los pediatras y el 14% de los ginecólogos.
Dado que no tiene efectos secundarios ni contraindicaciones la homeopatía resulta especialmente útil cuando no pueden usarse los medicamentos convencionales como es el caso de embarazadas, bebes y deportistas.
La homeopatía también es muy utilizada como complemento a los tratamientos convencionales. En enfermos reumáticos su uso disminuye en un 50% la necesidad de antiinflamatorios y en un 75% la de analgésicos. En personas que presentan síntomas de ansiedad y/o depresión permite que no sea necesario pautar antidepresivos y/o tranquilizantes en un 22% de los casos. Además, resulta muy eficaz en el control de los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia con la ventaja adicional de que no modifica el mecanismo de acción de ningún fármaco convencional
La homeopatía se basa en tres principios básicos: la individualidad, la similitud y la infinitesimalidad. El primero en postular el principio de similitud fue Hipócrates en el siglo V a.C. Paracelso, en el siglo XVI, es quien consolida el principio de infinitesimalidad recomendando para el tratamiento de determinadas enfermedades la utilización de “Karenas” o dosis mínimas de una sustancia que si fuese ingerida por un sujeto sano le produciría unos síntomas similares a los de la enfermedad que se quiere tratar. Estos dos principios no sólo se aplican en homeopatía, también se usan en alergología, inmunología y oncología, además, de ser la base de la prevención con vacunas. El principio de individualidad hace referencia a que cada persona desarrolla la enfermedad de forma diferente en función de sus características físicas, psicológicas, emocionales y sociales. La homeopatía trata a la persona en su conjunto no sólo a su enfermedad por eso los tratamientos son personalizados.
Actualmente muy pocos ponen en duda la correlación existente entre las emociones, la conducta, y los sistemas nervioso, inmune y endocrino. Partiendo de este punto de vista, la homeopatía actuaría modulando los procesos de autorregulación del organismo encaminados a equilibrar las cascadas básicas de señalización celular implicadas en el desarrollo y evolución de las diferentes enfermedades.
Existen dos tipos de medicamentos homeopáticos: los simples o unitarios y los complejos. La homeopatía clásica tiende a utilizar el menor número posible de medicamentos unitarios para tratar a un paciente. Sin embargo, cada vez tienden a utilizarse más los medicamentos homeopáticos complejos ya que se ha demostrado que se produce una sinergia de sus efectos terapéuticos. El uso creciente de medicamentos homeopáticos complejos está dando lugar al desarrollo de una nueva rama en la homeopatía: la medicina bioreguladora