Mordeduras de Serpiente
Dr. D. Ramón Viana López, Especialista en Traumatología y Tesorero-Contador del Colegio de Médicos de Guadalajara. (Publicación 17/07//2015)
Las mordeduras se producen de abril a octubre, fechas en las que las serpientes tienen mayor actividad, con un pico de máxima incidencia en julio y agosto Todas las especies de serpientes muerden cuando se sienten amenazadas o sorprendidas, pero la mayoría evita en lo posible los encuentros con las personas y sólo muerden en último recurso.
En España se estima que hay unas 1000 mordeduras por año que precisan hospitalización, con una mortalidad de 3-5 casos por año. En nuestro país existen dos familias de serpientes venenosas: Colubridae y Viperidae.
Las culebras inoculan el veneno con unos colmillos situados posteriormente en el maxilar superior, tienen la cabeza estrecha y alargada con las pupilas redondas, y escamas grandes. Hay dos especies con veneno, la Culebra bastarda y la Culebra de cogulla.
Las víboras tienen dos grandes colmillos anteriores, la cabeza es triangular con escamas pequeñas y la pupila es vertical, al morder liberan gran cantidad de veneno. En España existen tres especies la Víbora Aspid, la Víbora común y la Víbora hocicuda, esta última extendida por toda la península.
El veneno de las serpientes es una mezcla de proteínas responsables de las reacciones anafilácticas, polipéptidos causantes de parálisis respiratoria y depresión cardiovascular, y de numerosas enzimas con actividad citolítica y hemolítica. El de las víboras es intensamente citotóxico, hemotóxico, cardiotóxico y nefrotóxico. El de las culebras es levemente citotóxico y neurotóxico.
La sintomatología originada por la mordedura depende de la cantidad, potencia y naturaleza del veneno, que a su vez tiene que ver con la especie de serpiente. La gravedad suele ser mayor en las serpientes más grandes (inoculan más veneno), más jóvenes (son más agresivas y su veneno está más concentrado), cuando la mordedura es en la cara-tronco respecto de las extremidades; si la inoculación se produce directamente en un vaso sanguíneo y si las víctimas son niños o ancianos debilitados
Las víboras, en nuestro medio, suelen provocar sobre todo reacciones locales: dolor intenso en el lugar de la mordedura acompañado de tumefacción de todo el miembro. Otros síntomas son la parálisis del miembro, los hematomas, ampollas y adenopatías. En algunos casos pueden aparecer reacciones generalizadas: fiebre, hipotensión, taquicardias, insuficiencia renal y shock. Especialmente graves son las mordeduras en la cara y el cuello por el compromiso respiratorio que puede ocasionar la tumefacción.
Las mordeduras por culebras producen síntomas más leves, tumefacción local, hormigueos, dificultad para hablar, deglutir o respirar.
El tratamiento comienza en el lugar de la mordedura, se debe intentar identificar la especie venenosa, el miembro mordido se mantendrá en reposo más bajo que el resto del cuerpo, se lavará la lesión con agua y jabón, y se aplicara un desinfectante. Controvertidas son la incisión y succión de la herida, y la aplicación de un torniquete.
El paciente debe ser llevado a un hospital para ser tratado en función de la gravedad del envenenamiento: soporte hemodinámico, oxigeno, analgesia, etc. El tratamiento específico con suero antiofídico se reserva para los casos con sintomatología generalizada grave, neutraliza la actividad toxica y enzimática del veneno evitando la aparición de formas severas de envenenamiento.
Para prevenir las mordeduras es necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones: evitar áreas donde se pueden esconder, como las rocas o troncos; abstenerse de agarrar, jugar o provocar a las serpientes; tantear con un bastón las áreas por donde se va a pasar y no se puedan ver los pies, y si se va de excursión a áreas donde puedan encontrase, usar pantalones largos y botas.