El Médico Interno Residente (MIR)
Beatriz Yuste Martínez
Vocal de la Sección de Jóvenes y Promoción de Empleo
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara
El sistema de formación del Médico Interno Residente (MIR), es considerado en la actualidad un elemento clave de alto nivel profesional y científico de nuestro Sistema Nacional de Salud.
La formación de especialistas en Ciencias de la Salud en España ha sido reconocida por su alta calidad, siendo considerada uno de los sistemas más prestigiosos, con mayor equidad y grado de capacitación del mundo.
Un MIR es un médico que ha terminado la Licenciatura o Grado de Medicina y está realizando, en este caso, la formación para ser especialista.
Este sistema de formación de médicos especialistas se realiza desde el año 1976 y solo pueden presentarse aquellos que han finalizado sus estudios de Medicina. Para ello, deben aprobar un examen convocado con una periodicidad anual por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Educación, realizándose siempre en la misma fecha y hora en todo el territorio nacional.
A diferencia de otras oposiciones, esta prueba no dispone de un temario oficial, concreto y definido, sino que los manuales de estudio son elaborados a partir de los exámenes realizados en convocatorias anteriores, los cuales son públicos y permiten determinar el número de preguntas asignadas a cada materia, así como los temas destacados. Dicho examen puede incluir cualquier aspecto que tenga que ver con la Medicina. Solo así podrán acceder a una de las especialidades médicas reconocidas en España, cuyo periodo de formación puede durar entre cuatro y cinco años.
Durante el periodo de formación como médico interno residente, se estudia y a la vez se trabaja tanto en hospitales como en centros de salud. Además, se realizan guardias tutorizadas y se atiende un gran número de pacientes. En ocasiones se puede ver al médico interno residente acompañando al médico habitual en la consulta, o cuando se acude a la guardia del hospital por un problema agudo de salud.
Trabajo y formación van a la par. Todo ello, requiere que sus tutores les den una cierta autonomía progresivamente, según su año de formación y sus capacidades. Por ello lo habitual es ser atendido por ellos principalmente en la consulta. La ciudadanía no debe temer por ello, dado que su tutor está supervisando concienzudamente su trabajo.
Sin esa etapa formativa ningún médico sería el profesional que es ahora y la salud y la intimidad de los pacientes no se ven afectadas por la presencia de los MIR en la consulta, dado que poseen acreditación oficial para estar ahí.
Aunque en ocasiones pueda resultar algo incómodo, los pacientes deben tener en cuenta que es muy importante para el Sistema Nacional de Salud, que se encarga de formar nuevos profesionales, para garantizar la asistencia en el futuro. Además, estos residentes están totalmente capacitados para intervenir en el proceso diagnóstico y pueden ayudar a solucionar problemas que el médico habitual no haya podido resolver o detectar antes.
Se puede dar la circunstancia de que coincidan en la consulta residentes en distinto año de formación, a veces se juntan varios facultativos dentro de la consulta, por lo que es importante que la ciudadanía entienda que es algo natural y se le pide que tenga paciencia, pues se encuentra también en un centro docente y su “pequeña incomodidad” está contribuyendo al bien común.
Asimismo, los pacientes deben saber que tienen derecho a conocer quién es el médico residente y si va a intervenir en su proceso asistencial. Pueden hablar con total libertad en la consulta y, además, si se sienten incómodos, pueden solicitar ser atendidos solo por su médico o enfermera habitual. Los MIR, como cualquier profesional sanitario, están sometidos al deber de confidencialidad y secreto. Esta obligación no se limita al tiempo de trabajo en el centro sanitario, sino que se extiende una vez concluido el mismo.